Editorial: La cultura del tapar las verdades
Es obligatorio dar a conocer el nombre de la empresa responsable de la obra y de los profesionales de su inspección
El colapso de parte de una estructura en construcción en Puerto Santa Ana, zona de gran desarrollo inmobiliario en Guayaquil, debe llevar al debate público temas como el grado cumplimiento de las normas de edificación y de las ordenanzas municipales por parte de las empresas constructoras e inmobiliarias.
¿Se satisfacen estrictamente las exigencias que garanticen estructuras sismorresistentes, se respetan los porcentajes de áreas verdes, los índices máximos de densidad edificatoria, las áreas para circulación peatonal, las plazas de parqueo necesarias? Entra aquí la segunda cuestión: ¿ejerce la Municipalidad el control eficiente de todos estos requisitos? ¿Existe algún tipo de fiscalización por parte del gremio de la construcción?
Ante incidentes como el ocurrido este fin de semana es obligatorio dar a conocer el nombre de la empresa responsable de la obra y de los profesionales de su inspección por parte del gobierno seccional, suspender la obra e imponer sanciones.
Se ha instalado en la ciudad y el país una práctica perversa de no hablar con claridad y de no revelar los nombres de los autores de delitos o de aquellos en quienes recae la responsabilidad de un percance. Los medios de comunicación deben marcar la pauta para que toda la ciudadanía deje de lado la hipocresía y el temor, y así dar de baja a esta cultura del tapar las verdades.