Editorial | La desesperanza pesa en las urnas

Se deja de lado otra lectura necesaria

El resultado de las votaciones del domingo pasado revela una realidad más profunda que la simple elección de un presidente. Fue el reflejo de un Ecuador con regiones polarizadas, como la Costa y la Sierra, donde sus habitantes votan desde las realidades distintas que les toca vivir.

Mientras el debate tiende a centrarse en la relación de las estadísticas con la influencia del crimen organizado en determinadas zonas, se deja de lado otra lectura necesaria. La situación de la Costa, epicentro de una violencia descontrolada, podría ser una explicación del porqué el régimen actual, que busca reelegirse, tuvo mayor apoyo en la Sierra y no en zonas costeras, donde el horror tocó otros niveles con la muerte de cuatro niños en Las Malvinas, donde las ‘vacunas’ y extorsiones han obligado incluso al cierre de negocios y al recrudecimiento de las cifras de desempleo.

Este voto no solo debe ser visto como una expresión ideológica, sino también como voz de rechazo por las promesas incumplidas. La falta de bienestar y la desesperanza también pesaron en las urnas. En ese sentido el Gobierno debería reconocer sus debilidades y empezar a corregir. El Ecuador de hoy exige soluciones integrales que vayan más allá del apoyo electoral. El desempleo, la falta de educación, salud y oportunidades no se resuelven en consultas, sino con acciones y políticas concretas.