Editorial: Desistir de la campaña... y del dinero

Con la excusa de dar igualdad de exposición a los aspirantes, se les entrega el mismo cupo a todos

Cuidar el dinero público es deber de todos, mucho más (así debería ser) para quienes aspiran a ejercer un cargo público de alto nivel, como la Presidencia de la República. Por eso si un candidato decide que no hará campaña electoral por los motivos que fueran, lo correcto y ético sería que desista de acceder al fondo que le asigna el Consejo Nacional Electoral para su promoción en medios de comunicación, como un gesto verdaderamente patriótico para con el país. Pero si insiste en utilizar esos recursos públicos pese a su negativa a hacer campaña, quedaría claro el verdadero interés que mueve a esa candidatura.

El uso de recursos públicos para la promoción de candidatos genera debate, pues con la excusa de dar igualdad de exposición a los aspirantes se les entrega el mismo cupo a todos: a los que están primeros en las encuestas, a los que están últimos, a los que son auspiciados por movimientos con serias manchas, a los que tienen algo interesante que decir y a los que nada dicen. A todos. Una igualdad en la forma que en el fondo es un gasto innecesario de dinero de los contribuyentes. La ley obliga a los candidatos a devolver el 50 % de los valores entregados por el Estado para su promoción electoral si es que al participar en una segunda elección no obtienen en ella al menos 4 % de los votos válidos, un tibio intento de recuperar algo del dinero público ‘invertido’.