Editorial | ¡Despierta Ecuador!
El ciudadano debe apropiarse de su rol en la sociedad
Todo lo que se empieza debe tener una conclusión. Este debe ser un imperativo para cada aspecto de la vida. Empezar proyectos y dejarlos a medias es sinónimo de mediocridad, y en Ecuador parece que estamos repletos de ese tipo de personas en la clase política. Cada presidente reciente ha vendido a sus ciudadanos una ilusión de país. Está aquel que prometió refundarlo, otro revolucionarlo, otro unirlo, el siguiente encontrarnos, y ahora uno nuevo. Salvo el último, que aún lo intenta, ninguno logró concretar esa visión. Y así los ecuatorianos nos llenamos de promesas incumplidas.
Y si llevamos esta mirada a lo micro, encontraremos sin duda alguna muchísimos ejemplos de esa mediocridad. De empezar proyectos y dejarlos morir en el camino. Gran parte de la culpa recae en aquellos promotores de una ilusión, pero la otra en quienes compran esa idea y se quedan de brazos cruzados esperando que por arte de magia se solucionen los problemas.
El ciudadano debe apropiarse de su rol en la sociedad. El de exigir al administrador que haga su trabajo y que entregue resultados reales y oportunos. Una sociedad pasiva es el mejor escenario para los políticos mediocres que venden promesas vacías. Que dan un caramelo a sus votantes y con eso se quedan contentos. Es momento de exigir. De salir del letargo. Es hora de despertar.