Editorial: Dos malos precedentes
Este es el claro ejemplo de lo que sucede cuando una institución deja de lado su esencia y espíritu para someterse
El Tribunal Contencioso Electoral abrió dos puertas riesgosas para la democracia del país. Una mayoría de tres jueces se erigió como altísima corte y le retiró los derechos políticos a la vicepresidenta electa por el voto del pueblo. Esta decisión, más allá de no regirse a la Constitución y la ley, le quitó todas sus facultades a la segunda mandataria lo que, indirectamente, significa su destitución, aunque mantenga el cargo.
La otra puerta riesgosa que abrieron estos jueces lesiona a la libertad de expresión. Ahora, criticar a una funcionaria pública, independientemente de si el cuestionamiento es machista o sexista, puede ser causal de violencia política de género porque representaría un obstáculo al ejercicio de su cargo.
Este es el claro ejemplo de lo que sucede cuando una institución deja de lado su esencia y espíritu para someterse a los caprichoso de los políticos. Lo que empezó como una pelea personal entre dos, se convirtió en una transgresión a la Constitución de la República, y escaló a abrir dos puertas riesgosas que lesionan a la democracia y a la libertad de los ciudadanos.
Esta, como otras peleas entre políticos, seguramente llegará a manos de la Corte Constitucional, que deberá estar a la altura de las circunstancias y no dejarse contagiar por la tibieza.