Editorial | El Ecuador se muere a retazos

Con cada nuevo sitio que es tomado por la delincuencia perdemos libertad, soberanía, empleo, turismo e inversión

El asesinato del alcalde de Arenillas, la balacera por intento de secuestro en Sauces 6 en Guayaquil, y el enfrentamiento entre bandas criminales en Durán en un solo fin de semana corroboran el repunte de la violencia y su avance sostenido en todo el país.

En los municipios reina la inseguridad y muchos están tomados por las mafias, al punto que un alcalde ni siquiera ha podido ejercer su mandato desde el despacho municipal. Asimismo, son miles los pequeños negocios y emprendimientos que han cerrado sus puertas por miedo o porque han quebrado ante la imposibilidad de pagar las vacunas que les impone la delincuencia organizada; mientras que las grandes empresas e industrias cada vez deben destinar más recursos para blindar sus operaciones o también pagar periódicamente a extorsionadores. Por el lado de la Policía, los resultados de sus operativos exitosos se desvanecen porque un sistema judicial corrupto libera a los delincuentes que detienen, generando frustración y un desgaste inútil.

El país se va muriendo a retazos cada vez que un nuevo sitio es tomado por la delincuencia y la violencia. Por ello resulta urgente la depuración de la justicia a través de reformas concretas al marco legal vigente, y la liberación de recursos para destinarlos a la seguridad, dando de baja burocracia ineficiente o que solo existe para garantizar lealtad política incondicional.