Editorial: Otro frente de la misma guerra
Las vacunas constituyen una fuente de ingresos permanente para los grupos delincuenciales y están asfixiando a la economía
La declaratoria de conflicto interno formalizó la existencia de la guerra que Ecuador vive ya desde hace algunos años y que se da no solo en los centros penitenciarios, o en los enfrentamientos y ataques en calles y barrios, principalmente de las provincias de la Costa. El otro frente silencioso es el de las extorsiones, que afecta a comunidades enteras, a emprendimientos, negocios e industrias de todo nivel socioeconómico. Las ‘vacunas’ constituyen una fuente de ingresos permanente para los grupos delincuenciales y están asfixiando a la economía. Son incontables los emprendimientos, micros, pequeñas y medianas empresas que cada vez con mayor dificultad y miedo subsisten, y muchos más los que han tenido que cerrar operaciones al no poder ‘contribuir’ con lo que les exigen los extorsionadores, generando más desempleo y contribuyendo a agrandar la masa desocupada, en especial de jóvenes, que terminan siendo captados por la delincuencia común y las narcomafias.
Detener las extorsiones a comerciantes, industriales, emprendedores y a la población en general es parte de este combate que lidera el Gobierno. Aplicar la inteligencia estratégica para desmontar la red de vacunadores equivale a cortar una fuente de financiamiento del aparato delincuencial. Urge atacar este frente para garantizar la sostenibilidad del sector productivo y para contribuir a la reconstrucción del tejido social.