Editorial | Un futuro que se diluye

La Guayaquil empresarial que llegó a tener el primer cine con acondicionador de aire, hoy no existe más

El futuro de Ecuador pinta poco prometedor cuando, estando a puertas de un nuevo gobierno, seguimos sin tener señales claras de cuáles serán las vías por las que transitará el país para alcanzar el progreso. Por el contrario, siguen vigentes políticas y viejas prácticas del pasado que lo mantienen estancado.

Un reflejo de ello es Guayaquil, donde desde ya hace muchos años sus ciudadanos no perciben avances significativos. La otrora ciudad empresarial, que llegó a tener el primer cine con acondicionador de aire, los primeros edificios de propiedad horizontal y la primera feria internacional (en Durán) que atraía a empresarios de todo el mundo, hoy no existe más. Continuamos discutiendo los mismos problemas sin resultados, y su desarrollo parece haberse detenido en el tiempo. Es un espejo en el que se miran otras ciudades y provincias que mantienen las mismas carreteras, equipamientos urbanos deteriorados y servicios deficientes de décadas atrás.

Habría que preguntarse hacia a dónde va Ecuador sin planificación ni desafíos. ¿Qué harán las autoridades del nuevo gobierno para sacarlo de este estancamiento?  Si mantenemos este rezago, imaginemos lo que significará en pocos años el no haber reaccionado a tiempo en plena era tecnológica. La brecha será insuperable.