Editorial | Guayaquil descuidada
La evidente desatención del gobierno local, sumada a la falta de cuidado de sus habitantes, impacta en la imagen de la ciudad
Aunque hay esfuerzos visibles como el reasfaltado de ciertas calles principales y secundarias, es evidente el descuido general de Guayaquil, lo que la hace ver como una ciudad en decadencia. El Municipio no logra solucionar los problemas más profundos, entre los que se cuentan el caos vial, la falta de planificación y la sensación de abandono en varios sectores, lo cual abona al clima de inseguridad en que se desenvuelven sus habitantes.
La desatención no solo es evidente en la infraestructura pública, sino también en las zonas residenciales, donde muchas casas lucen despintadas y en estado de descuido, con maleza crecida y aceras sucias. Esto, en gran parte, responde a la difícil situación económica que atraviesan muchas familias, quienes prefieren destinar sus recursos limitados a necesidades más urgentes, antes que al mantenimiento de sus viviendas. Otros propietarios han optado por mudarse a barrios más seguros, dejando tras de sí predios y espacios que solo incrementan la percepción de inseguridad y depresión económica, lo que afecta gravemente al entorno y a la imagen de la urbe porteña.
El Municipio tiene la responsabilidad y obligación de mejorar las condiciones de vida en todos los sectores de Guayaquil. La distribución de los recursos en función de urgencias es vital para recuperar el brillo de la Perla del Pacífico.