Editorial: La hora de la grandeza
El resultado de las votaciones constituye un mandato a conservar la libertad y a mantener la estabilidad
La enorme tensión que vivimos como nación durante la campaña electoral y el día de las elecciones llevó al pueblo a ser contundente en su decisión y esta debe ser leída, aceptada y comprendida por todos los actores políticos, las autoridades en funciones y la sociedad civil en todos sus estamentos.
El resultado de las votaciones constituye un mandato a conservar la libertad, a mantener la estabilidad y a lograr la pacificación del país para iniciar el proceso de resurgimiento del Ecuador, y no puede ser ignorado tampoco por ningún poder del Estado. Así debe entenderlo el ganador, con una gestión estrictamente apegada al orden democrático; y también la fuerza política perdedora, dejando de lado actitudes boicoteadoras o revanchistas. Y debe tenerlo muy claro la Asamblea, legislando en función de lo que los ecuatorianos abrumadoramente respaldaron en las urnas y que exige cambios fundamentales y urgentes en la institucionalidad y el marco legal vigente.
Es la hora de sacar adelante al Ecuador, de que aflore un patriotismo genuino que deponga intereses particulares, de confluir en un esfuerzo por lograr transformaciones trascendentales que permitan la reconstrucción del tejido social, el despegue de la economía, la recuperación de la justicia y la seguridad. Es hora de que se llegue al tan necesario y postergado acuerdo nacional. Es la hora de la grandeza.