Editorial: Independencia, dignidad y valentía
Una prensa independiente es el único contrapeso del poder. Y el poder tiene que entender que la prensa no es su enemigo...
Una prensa independiente es indispensable para una sociedad sana y crítica. Sería deplorable la existencia de un Estado con una prensa que replique solo una versión de la historia, sin analizar lo que dice el poder, sin replicar, sin contrastar, sin investigar. Nada más alejado de la libertad y de la democracia que tanto se atesora en países como Ecuador y que se extraña en otros, como Cuba o Corea del Norte.
Una prensa independiente es dura en su justa medida. Claro que sí. Porque no puede concebirse siendo complaciente con el poder. Es crítica, porque esa es su esencia cuando observa que algo no es justo, como en aquellos casos en los que el Estado le mete la mano al bolsillo de los contribuyentes sin entregar nada a cambio. Es valiente, porque el periodismo no puede darse el lujo de tener miedo. Es digna, porque no transa con nadie, así exista pauta de por medio.
Una prensa independiente es el único contrapeso del poder. La sociedad tiene que valorarla, cuidarla y criticarla también, pues nada es perfecto. Y el poder tiene que entender que la prensa no es su enemigo, pero tampoco su amigo. Los medios de comunicación no son relacionistas públicos del gobierno de turno, ni de ninguna institución pública o privada. Concebirlos así, trastoca la esencia de la labor periodística.