Editorial: Inseguridad y turismo

Mientras la percepción de peligro continúe siendo una constante, cualquier inversión en turismo será inútil

De poco o nada sirve la promoción del país en las ferias internacionales mientras no cambie la situación de inseguridad que aleja la inversión extranjera, incrementa la migración y profundiza la crisis económica. El turismo, como una de las industrias con mayor potencial para impulsar la economía, debe ser atendido en sus necesidades para atraer visitantes que, con las divisas que traen al país contribuyan al desarrollo de los demás sectores de la sociedad.

Ecuador, con su biodiversidad incomparable, sus ciudades llenas de historia y su cultura vibrante podría figurar entre los destinos más atractivos del mundo, pero ese objetivo será inalcanzable mientras los asaltos, secuestros y otros actos de violencia sigan generando una imagen negativa que ahuyenta a los viajeros. 

No basta con mostrar las bellezas naturales si hay temor por la inseguridad. Mientras la percepción de peligro continúe siendo una constante en reportes internacionales y en las experiencias de quienes nos visitan, cualquier inversión en el turismo resultará inútil. 

Para su desarrollo se requiere, antes que promoción, un compromiso serio con la seguridad. Es imperativo que el Estado actúe con firmeza para garantizar condiciones de tranquilidad. Solo cuando las calles estén libres de riesgos y la confianza retorne, las maravillas del país podrán brillar con todo su esplendor ante los ojos del mundo.