Editorial: La izquierda debe escuchar el mensaje

El resultado electoral es una señal de que el país no quiere los discursos confrontativos que han mostrado líderes de la RC

El resultado de las últimas elecciones debe ser tomado por la izquierda ecuatoriana como una lección que le puede servir para su futura supervivencia. Está claro que el país necesita de fuerzas que luchen por una mejor y más justa distribución de riqueza pero lo que ocurrió el domingo es una señal contundente de que el Ecuador ya no quiere el discurso confrontativo y muchas veces incitador a la violencia que han mostrado sus líderes.

Ya sea la Revolución Ciudadana con su prepotencia y su tono amenazante, o ya sea un sector minúsculo del movimiento indígena que aboga por una revolución violenta, lo que han provocado es el rechazo de una sociedad que anhela vivir en paz y sin las estridencias políticas que han polarizado al país.

Los dirigentes de las principales fuerzas llamadas progresistas deberían procesar la lección: de acuerdo a los estrategas del triunfo de ADN, la modulación del discurso del presidente-candidato fue clave para contrastar la beligerancia de la candidata que se proclamó como representante de las izquierdas. El Ecuador no quiere más confrontación ni crispación y ese fue otro mensaje de la participación masiva de los adultos mayores en el proceso electoral. Si la izquierda no escucha estos mensajes, su futuro puede ser tremendamente adverso.