Editorial | Justicia secuestrada

Los tribunales, previo a la llamada ‘década ganada’ no eran perfectos, pero los de ahora tocaron fondo

De mala a peor. En la época de los 90 y más atrás, era un secreto a voces que las cortes de justicia eran manejadas por manos políticas. No había pruebas, pero tampoco dudas. Llegó el correísmo y esa metida de mano a la justicia fue de frente y descarada, tanto que el presidente de turno se declaró jefe de todos: de los jueces, de los funcionarios electores, de los legisladores... de todos. Y los magistrados, tan obedientes, simplemente bajaron la cabeza, obviando uno de los pilares de la institucionalidad republicana: la independencia de poderes.

Esta intromisión directa fracturó la justicia, tanto que hoy hasta el narcotráfico compra jueces y fiscales a su antojo, como si se trataran de caramelos a la venta en cualquier tienda de barrio. Y las consecuencias están a la vista: una justicia desprestigiada y parcializada al mejor postor.

Los tribunales previo a la llamada ‘década ganada’ no eran perfectos, pero los de ahora tocaron fondo. Siempre hay excepciones, sin embargo la regla general muestra que la justicia ecuatoriana está agonizando. Está sobre la mesa una declaratoria de emergencia en esa Función del Estado. ¿Necesaria? Sí. ¿Dará buenos resultados? Prematuro saberlo, dependerá de quienes estén detrás de ejecutarla. Si son los mismos de siempre, con intereses de por medio, la justicia seguirá secuestrada.