Editorial | La lenta agonía del debate político

Mientras Ecuador siga pariendo políticos aspirantes a pugilistas, tiktokeros y youtubers, el debate serio seguirá agonizando

El debate político agoniza. Los representantes elegidos por el pueblo y quienes quieren serlo tienen poco qué decir, y lo poco que dicen se reduce a responder pugnas estériles, a hacer declaraciones comunicacionales propagandísticas que sumergen a la sociedad en un largo letargo. Ante ese vacío que dejan los políticos, unos pocos medios de comunicación adoptan su rol y se ocupan de decir la verdad sin tapujos, de investigar sin contemplaciones y de educar a la población para volverla más crítica y menos conformista.

Los políticos han quedado solo para marcar una agenda (generalmente la de su conveniencia o la de su partido político). Frente a ello, los medios de comunicación transforman esos puntos en un debate serio y aterrizado al único interés en la mente de los ciudadanos: ¿cómo impactará (positiva o negativamente) ese tema en sus vidas y en las de sus familia? Eso es lo que quiere saber el ciudadano, sin eufemismos ni ambages.

Resulta indispensable que surja una nueva generación de políticos que retomen como uno de sus roles fundamentales el de debatir con seriedad y altura los temas más relevantes para la sociedad. Mientras Ecuador siga pariendo políticos aspirantes a pugilistas, tiktokeros y youtubers, el debate serio seguirá agonizando en el espacio donde debería estar más vivo que nunca.