Editorial: El mal uso de fondos públicos
Los recursos públicos no deben ser usados para alimentar la imagen institucional, sino para garantizar servicios esenciales
El manejo ineficiente de los recursos públicos sigue siendo una realidad lamentable en muchas ciudades y Guayaquil no es la excepción. Una muestra evidente de este derroche son las marcas en los pasos cebra que exhiben las siglas de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), un gasto innecesario que revela la desconexión entre las prioridades reales de la ciudadanía y las acciones de quienes gestionan el presupuesto público. En lugar de destinar estos fondos a soluciones urgentes, como la mejora del estado de las vías o la implementación de programas sociales, o reparar los semáforos dañados, se opta por iniciativas superficiales que no aportan valor tangible a la calidad de vida de los guayaquileños.
La situación pone en evidencia una falta de sensibilidad hacia las necesidades de una población que enfrenta carencias en infraestructura básica, movilidad eficiente y seguridad vial. Es imperativo que las autoridades reconsideren la forma en que administran el dinero de los contribuyentes y prioricen inversiones que beneficien a la mayoría.
Los recursos públicos no deben ser usados para alimentar la imagen institucional, sino para garantizar servicios esenciales y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. Solo con una gestión responsable y transparente se podrá recuperar la confianza de la población y construir una ciudad más justa y equitativa para todos.