Editorial | Movilidad, un drama a diario en Quito
Se deben superar las razones políticas por las que las administraciones no llegan a acuerdos con los propietarios de buses
La movilidad en Quito y en especial los problemas del sistema de transporte público son temas que preocupan mucho. Por un lado está el Metro: la falta de contratos para mantenimiento de todos los subsistemas de esa infraestructura ya ha encendido algunas alarmas. El sistema de ventilación tiene problemas y la semana pasada hubo una interrupción del servicio. Pero para agravar aún más la situación, no se conoce absolutamente nada sobre el necesario acuerdo con los transportistas privados para poner en marcha el sistema integrado de recaudo. Además, la cantidad de usuarios que están utilizando el sistema apenas llegaría a un tercio de lo que se había planificado y que resulta imprescindible para llegar al punto de equilibrio financiero. Esto se debe a que grandes sectores de la ciudad no están conectados con el Metro debido a que los buses privados que los sirven no forman parte del sistema integrado.
Es de esperar que se superen las razones políticas por las que las administraciones municipales no llegan a acuerdos con los propietarios de los buses privados.
Por otro lado, los otros sistemas de transporte existentes en la ciudad se deterioran precipitadamente: el Trolebús y la Ecovía. Si a eso se suma que no se conoce de ningún plan para solucionar el drama de la conexión vehicular con los valles, la situación es dramática.