Editorial | Negligentes con Ponce Enríquez

Retomar el control cedido será muy complicado. Es eso, o continuar con un Estado paralelo que ejerce su poder a punta de bala

El cantón Camilo Ponce Enríquez  es un claro ejemplo del abandono del Estado y la supremacía de las bandas del crimen organizado en un territorio. Una década sin un catastro minero actualizado, tal como lo ha publicado este Diario, es una negligencia imperdonable de la que son responsables los ministros de Energía y Minas y las autoridades locales. Las consecuencias de ese abandono son las peleas entre bandas criminales por el oro, una población a merced de las extorsiones o sometida al enemigo, y un Estado temeroso de ejercer su autoridad.

Retomar el control cedido será muy complicado. Es eso o continuar con un Estado paralelo que ejerce su poder a punta de bala y extorsiones. Seguramente habrá mucha violencia de por medio, porque el crimen no concederá un centímetro de tierra y poder sin pelear, pero es algo que debe hacerse en algún momento. Para empezar, es necesario identificar y sancionar a los negligentes que permitieron que una jurisdicción eminentemente minera avance a ciegas sin un registro catastral.

Sin esos funcionarios, que seguramente siguen en el servicio público, tal vez se pueda transparentar la realidad. Este puede ser un primer paso, de muchos, para recuperar el cantón y que retorne a una vida en Derecho.