Editorial | La pauta no es mala palabra
Deben transparentarse los recursos públicos destinados a publicidad de todos los niveles de gobierno...
Que quede claro. La pauta publicitaria es una de las fuentes de ingresos económicos de los medios de comunicación. Es legal, es legítima y no es un secreto para nadie.
En los último años, esa pauta -con ese tono despectivo con el que algunos suelen nombrarla- se ha satanizado y es hoy casi un sinónimo de medios de comunicación vendidos a quienes la pagan.
Existe una enorme diferencia entre la transacción legal a cambio de un espacio publicitario y el uso de recursos privados o públicos para la extorsión de medios de comunicación o por el autosometimiento de estos. Aquello es su degeneración; eso no es pauta publicitaria.
Es obligación de los medios de comunicación buscar otras fuentes de ingresos para que sus finanzas no dependan exclusivamente o en su gran mayoría de dicha pauta. Si no lo hacen están condenados a transar, en algún momento, con su independencia. Deben, por ello, transparentarse los recursos públicos destinados a la publicidad de todos los niveles de gobierno, para que no sean utilizados como mordazas o como vía para comprar la independencia de los medios de comunicación.
Si la pauta publicitaria se ha convertido en una mala palabra es por culpa de aquellos que la prostituyeron.