Editorial: Perspectivas erradas
Estamos perdiendo la real perspectiva de las cosas, inclinándonos hacia los extremos, ideologizados
Desde hace ya más de veinte años se ha instalado en la opinión pública mundial una suerte de credo ideológico que se sustenta en las políticas identitarias y que poco a poco ha ido desplazando y censurando las opiniones que no se alinean con este pensamiento progre. Con el paso del tiempo se ha convertido en una verdad hegemónica contra la que es muy difícil discrepar sin ser objeto de censura y que además ha distorsionado progresivamente el respeto al imperio de la ley y a la interpretación de la convivencia civilizada. El caso de un migrante africano que violó a una ciudadana alemana y que terminó con la sanción de una persona que defendió a la víctima es una muestra de lo que pasa.
El resultado en las últimas elecciones para el Parlamento Europeo es producto del hartazgo que esta dictadura ideológica ha generado. La opinión pública parece estar percatándose de que, por ejemplo, los postulados progres sobre la inmigración finalmente están ahogando al continente con corrientes migratorias que profesan una fe religiosa y una cultura que no admite una cohabitación respetuosa con las costumbres locales. Pero el problema se da a nivel mundial. Estamos perdiendo la real perspectiva de las cosas, inclinándonos hacia los extremos, al punto de que caemos en los absurdos. La lógica y el sentido común deben reinstalarse en el inconsciente colectivo.