Editorial | Ni pulcro, ni honesto
Nadie puede seguir expuesto a que prófugos de la justicia ecuatoriana se sientan protegidos en otros países...
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces, reza un conocido refrán. Muchos presumen de “honestidad” y “pulcritud”, pero la realidad es que su vida no es precisamente un ejemplo de aquello cuando mantienen relaciones muy cercanas con capos de las mafias del narcotráfico o al menos con uno en particular, según indican los chats del caso Metástasis, que ahora recorren el país. Así de “pulcro” se describe uno, que con el amparo que da estar en el exterior, osa demandar a medios de comunicación desde la clandestinidad en que se mantiene en la soleada Florida, en los Estados Unidos. En estas circunstancia resuman las críticas del embajador estadounidense en Ecuador, quien ha sido un duro y justo cuestionador de las prácticas corruptas del sistema judicial ecuatoriano. Sin embargo, esas palabras sonarían con más potencia si el Gobierno de Estados Unidos, coherente con su visión y gestión de lucha contra la corrupción, retirara la visa y deportara a quien se esconde dentro de sus fronteras para amedrentar a medios de comunicación en Ecuador, dadas las duras revelaciones de la Fiscalía General del Estado.
Ningún medio de comunicación, como tampoco personas naturales o jurídicas, pueden seguir expuestos a que prófugos de la justicia ecuatoriana se sientan protegidos en otros países y desde allá sigan presumiendo de lo que carecen.