Editorial | Siempre fueron ellos...

Genera enormes sospechas el hecho de que quienes así lo denuncian no hayan logrado desmontar esos sistemas de corrupción

Los corruptos siempre fueron ellos, la ya célebre frase en el ámbito político ecuatoriano, más bien suena, en las circunstancias que vivimos, como una expresión de cobardía y un mensaje cifrado a los capos de otras bandas que también han hecho fortuna a partir de la política. Genera enormes sospechas el hecho de que quienes así lo denuncian no hayan logrado desmontar esos sistemas de corrupción a los que hacen alusión habiendo estado en el poder durante tantos años de gobierno. Por eso han seguido tan campantes operando a través del tiempo armadores de barcos que nunca zarpan pero que sí compran enormes cantidades de combustible; o prestadores de servicios al IESS, que pese a recibir como pago tardío por su trabajo bonos que luego deben vender con descuento, continúan atendiendo pacientes del seguro social porque la rentabilidad que perciben es tan alta que no les significa riesgo de quiebra el que los cobros se posterguen o que incluso sufran la merma que implica tener que recurrir a negociaciones en el mercado de valores para poder acceder a los recursos. No resulta entonces descabellada la hipótesis de que existen acuerdos entre las diferentes bandas políticas que ‘reinan’ en el país. Ni tampoco sorprende que ante la encrucijada en la que se encuentra el Ecuador, y frente a ciertos posibles resultados, muchos prófugos hayan comenzado a resucitar.