Editorial | Sospecha por todo lado

Lo que está clarísimo es que estos consejeros jugaron con artimañas políticas para beneficiar a su organización

¿Sorpresa? Poca. Los chats del caso Ligados solo develan lo que se conocía hace mucho tiempo: el manejo político del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. ¿Justificación? Ninguna. Recurrir a seudónimos y a una aplicación encriptada de mensajería de texto para conversar entre quienes se suponen son amigos de la misma gallada es, por decir lo menos, sospechoso.

  La Fiscalía General del Estado sabrá justificar el tipo penal con las evidencias y la investigación. Lo que está clarísimo es que estos consejeros que se supone son ciudadanos y no políticos jugaron con artimañas políticas para beneficiar a su organización política. La Asamblea Nacional debería estar más interesada en indagar este comportamiento de quienes sí son sujetos de su control político, en lugar de convertirse en un tinglado para tratar problemas sentimentales y de pareja bajo cálculos políticos-electorales.

También llama la atención la celeridad con la que el Ministerio Público indaga algunos casos y la lentitud con la que trata otros. La justicia, se supone, trata a todos por igual y bajo las mismas reglas. Pero está claro que los tiempos electorales priman por sobre este y otros principios legales.