Editorial: Surfear la ola del problema
Tener memoria corta de lo que sucede alrededor de la esfera política o de cualquier otra es riesgoso
Un escándalo tras otro. El escenario político y de la actualidad del Ecuador se ve agitado por una polémica tras otra, con un montón de promesas incumplidas y asuntos de interés público que quedan en el aire. La dinámica es la de sortear la ola. El Plan Fénix y sus resultados prometidos han sido opacados por la crisis energética. Ya nadie habla de ese plan del que solo se conoce el nombre, mucho menos de las sombras que se ciernen sobre quien ahora preside la Asamblea Nacional o de lo que en esa Función del Estado se cocina bajo la mesa en torno al juicio político a la ministra del Interior y a la elección del primer vicepresidente. Nadie dice nada. Todos esperan que las aguas se calmen o que una nueva ola de polémica y escándalo disipe a la anterior. Esa es la equivocada lógica de la jugada, lamentablemente, aceptada y normalizada.
Tener memoria corta de lo que sucede alrededor de la esfera política o de cualquier otra es riesgoso. Se pierde la perspectiva general de hacia dónde queremos ir como sociedad y cuánto estamos dispuestos a ceder como ciudadanos frente a quienes administran el país y las ciudades.
Mucha atención con aquellos políticos que surfean las olas de los problemas sin responder a la sociedad. No se les puede permitir que lo hagan.