Editorial: Transparencia en los candidatos

Un candidato que realmente quiere servir a su país debe demostrarlo con hechos, comenzando por hacer públicas sus cuentas

La transparencia debe ser un principio inquebrantable en cada uno de los 16 candidatos a la presidencia de la República. No basta con promesas vagas ni con discursos grandilocuentes sobre ética y compromiso con el país, deben demostrar con hechos concretos que su conducta es intachable.

No puede una candidata afirmar que su trabajo es dirigir un partido político sin presentar pruebas fehacientes de cuánto gana y cuánto ha contribuido en impuestos al erario nacional. La ciudadanía tiene el derecho de conocer el historial financiero, profesional y tributario de quienes aspiran a gobernar, pues solo así podrán evaluar su idoneidad y compromiso real con la rendición de cuentas.

Un candidato que oculta información o que evade responder con claridad sobre sus ingresos, deudas o pagos fiscales genera dudas razonables sobre su honestidad. La transparencia no debe ser un eslogan de campaña, sino un estándar ineludible en cada uno de sus actos.

La honorabilidad de un político no se demuestra con palabras, sino con una conducta coherente y verificable. En tiempos donde la corrupción ha minado la confianza de los ciudadanos en las instituciones, es imperativo que quienes buscan liderar el país adopten una postura abierta, sin subterfugios ni evasivas.