Editorial: Triunfo momentáneo

Una intensa actividad junto a la diáspora venezolana para apoyar a la líder opositora que sigue en su patria dando batalla

Dos ganadores momentáneos tiene el exilio del presidente electo de Venezuela. Uno es el régimen que hasta hace poco se refería al líder opositor como “criminal de guerra” o “asesino”, pero que desde que aterrizó en España lo llama “embajador” y hasta asegura que entiende lo que hizo. El otro triunfo se lo adjudica el jefe del Gobierno español, que bien podría decirse que logra lavar su imagen luego de un largo período de cuestionamientos por manejos políticamente incorrectos. En tanto, al interior de Venezuela, mientras el régimen gobernante siente cierto alivio por la presión que estaba recibiendo antes de darse el exilio, la oposición y muchos partidarios del candidato triunfador en las elecciones aparecen decepcionados ante su decisión, aunque una gran parte entiende los peligros que corría su vida. También se debate si debió quedarse en la embajada española o en la de Países Bajo, a donde llegó primero. Y causa malestar que haya aceptado partir sin que el régimen dejara salir de Venezuela a su hija mayor y a su familia, convirtiéndolos en una suerte de rehenes, lo que permitiría a la dictadura manipular al ganador de las elecciones. Al menos por ahora, el exilio pinta como un duro golpe a la oposición. Una intensa actividad junto a la diáspora venezolana en el exterior para apoyar a la líder opositora que sigue firme en su patria dando batalla, podría cambiar la perspectiva derrotista.