Editorial | Venezuela, un asunto regional

Si hay algo que preocupa a los países vecinos es el riesgo de una nueva ola migratoria

El mundo, y particularmente Latinoamérica, no han despegado sus ojos de la crisis venezolana, un acto solidario que el gobierno autoritario de ese país reprocha, pero que busca condenar la violación de derechos democráticos que mellan el bienestar de esa nación, con efectos que termina sintiendo toda la región.

Si algo preocupa a los países vecinos es el riesgo de una nueva ola migratoria y sus terribles consecuencias, no solo para los territorios obligados a recibir refugiados en medio de carencias, sino para el propio venezolano que se ve en la necesidad de abandonar su hogar, viajar y exponerse a una vida bastante precaria fuera de su país. Casi ocho millones de personas han abandonado Venezuela desde 2014 según Acnur, y de ellas se estima que más del 80 % se ha establecido en países latinoamericanos, un fenómeno que los expertos advierten que se repetiría si el gobierno de ese país logra concretar el fraude electoral y perpetuarse en el poder.

La migración trae consigo crecimiento intercultural, pero también agrava los problemas de desempleo, inseguridad y salud que ya enfrentan estos países, entre ellos Ecuador. Los gobiernos deben estar pendientes de lo que pasa con Venezuela, marcando presión para que la justicia y los derechos imperen, proponiendo alternativas que blinden el bienestar de la nación y la región.