Editorial: Que viajar en avión no siga siendo un lujo
Nada se hace y eso preocupa porque un país que apunta a mejorar su desarrollo debe apostar por una mayor conectividad
El efecto de la eliminación de impuestos estatales, que tenía como fin aliviar el costo del boleto del pasaje aéreo, sigue sin sentirse en el bolsillo ciudadano. Los ecuatorianos continúan pagando valores triplicados para transportarse entre las principales ciudades, consolidándose así como un servicio inalcanzable.
La decisión de suprimir las tasas Ecodelta y Potencia Turística fue una medida celebrada en su momento porque generó la expectativa de haberse logrado una vía para hacer que este medio de transporte sea más asequible para todos, pero esta política no solo que no ha logrado generar ahorros, sino que se muestra fallida por no haber dado paso a otras estrategias que permitan aterrizar un real beneficio. Un mercado decaído como este requiere subsanar sobrecostos. Actores de este sector ya han identificado los problemas: Combustible caro y tasas municipales, por uso de infraestructura aeroportuaria, están inflando los valores hasta tres veces más de lo que se llega a pagar en otros países de la región. Pero nada se hace y eso preocupa porque un país que apunta a mejorar su desarrollo debe apostar por una mayor conectividad que, en este caso, no solo se traduce en mejorar un servicio que hace años dejó de ser un lujo, sino en fomentar el turismo, la tercera fuente de ingresos del país (excluyendo petróleo y la minería) que hoy urge reactivar.