Editorial: Que el visado a Europa fluya
La falta de atención al problema de visados a Europa ha generado un gran negocio de tramitación que no se resuelve
Se comprende que un país extraño a nuestra historia complique la emisión de visas para controlar la inmigración, pero no el consulado español en Guayaquil, menos a ciudadanos que de primero o segundo apellido tienen raíces de siglos, más españolas que la Cibeles. Y es inadmisible que un segundo cónsul general presuma de no alternar con criollos, como también lo es la pasividad de nuestro alcalde, que comparte apellido con una de las diputadas más prestigiosas de las Cortes españolas, quien, al igual que la presidenta de la comunidad de Madrid, se refiere con gran afecto a Ecuador.
La falta de atención al problema de visados ha generado un gran negocio de tramitación que no se resuelve. De ninguna manera insinuamos que los consulados europeos estén coludidos con tramitadores, pero sí tienen la responsabilidad de reunirse con las autoridades locales para buscar soluciones. El proceso de visado de EE.UU. pese a ser riguroso es ágil.
El gobierno de Italia, generoso en emitir pasaportes, debería considerar la instalación de un consulado general en Guayaquil, ciudad cuya historia no se puede contar sin nombrar apellidos italianos. En su momento, el Consulado General de España en Guayaquil fue motivo de orgullo y alegría para esta urbe pues la delegación consular inaugural estuvo presidida por una señora de indiscutible talento, a quien este Diario suscribe permanente gratitud.