Editorial | Volver a llamar a las cosas por su nombre

Al gobernar el régimen que estuvo en el poder 10 años, en Ecuador se inauguró la era de los eufemismos

Desde que empezó a gobernar el régimen que estuvo en el poder 10 años, en Ecuador se inauguró la era de los eufemismos, iniciando una práctica que al suavizar términos o darles una connotación más ‘políticamente correcta’ buscaba ocultar realidades incómodas o hasta aterradoras. El análisis publicado en este Diario y basado en una investigación de alto nivel académico así lo expone al demostrar cómo -¿aparentemente?- se buscó minimizar el enorme impacto social que habría tenido el descubrir que habían ocurrido miles de crímenes en el periodo en que gobernó dicho régimen, al registrarlos como “muertes violentas de intención no determinada”. Lo mismo ocurrió con los presos, que pasaron a llamarse PPL, cuando lo cierto es que guardan prisión en cárceles para alejarlos del resto de ciudadanos y evitar que infrinjan más daño. E igual tratamiento se dio a la desocupación. Ante la falta de plazas de trabajo se introdujeron nuevas categorías, como empleo adecuado, inadecuado y no clasificado; incluyendo la categoría del empleo inadecuado una subclasificación: subempleo, otro empleo inadecuado y empleo inadecuado no remunerado.

El primer paso para superar un problema es reconocerlo. Enfrentemos las realidades que nos agobian para empezar a resolverlas. Rebauticémoslas con sus verdaderos nombres y dejemos de esconderlas con eufemismos.