Editorial | Legitimidad de la democracia en Europa
Si cae en las maniobras de políticos para aferrarse al cargo, la legitimidad de las instituciones de Europa podría afectarse
Por lo sucedido en Francia tras las elecciones parlamentarias, parecería que el presidente de ese país podría adoptar la misma fórmula política de su homólogo español para aferrarse al cargo: hacer un juego en las negociaciones parlamentarias para lograr una mayoría que evite que la fuerza más votada por la población -de derecha- asuma el control del Estado. El primer mandatario francés ha estigmatizado a dicho partido de derecha (autodefinido como moderado, pero considerado por muchos de extrema derecha) y ha buscado alianzas con la izquierda, incluida la ultraizquierda, para sostenerse en el poder. Aunque la estrategia es legal, no es menos cierto que es una forma de negar a las mayorías su legítimo derecho a cambiar de dirección en lo concerniente al manejo de la nación. De llegarse a concretar, un país más de Europa, luego de España, habrá visto que se estafa el deseo de la mayoría de cambiar el rumbo político. En el caso de Francia el tema es particularmente sensible: junto a Alemania conforman la locomotora francoalemana de la Unión Europa; si cae en las maniobras de políticos para aferrarse al cargo, la legitimidad de las instituciones democráticas de Europa podría afectarse. La puerta a la esperanza de que ello no suceda se abre ante las últimas noticias que parecen indicar que el mandatario francés estaría desistiendo de forjar mayoría con participación de los ultras.