Turismo inseguro
Los naufragios, como el ocurrido en la laguna de Colta y Galápagos, muestran los débiles controles que existen a las embarcaciones y a sus operadores. La seguridad debe ser integral
Ecuador no ha aprendido a explotar el abanico de bellezas naturales que tiene para atraer a más visitantes, tanto nacionales como extranjeros, ni a estar preparado para brindarles la suficiente seguridad a quienes llegan a disfrutar de lo existente.
El naufragio con tres muertes ocurrido en la laguna de Colta demuestra una vez más el descontrol a las actividades recreativas, en las que operadores y hasta los turistas contravienen las más elementales normas de seguridad, causantes de tragedias fatales. Este nuevo hecho y el registrado hace dos meses en Galápagos, cuando una embarcación que recorría las islas se prendió en llamas, exponen lo poco o nada que se está haciendo en materia de seguridad turística.
Los hechos hablan de débiles controles y de medidas laxas porque las autoridades nacionales y locales no han hecho nada para mejorarlos. Así no se trabaja en favor de la economía turística.
La tarea urgente debe empezar por lo básico: un estricto respeto a la capacidad instalada de los transportes; la colocación de una adecuada señalética; una rigurosa inspección a las embarcaciones y el otorgamiento de licencias a los operadores, acompañados de periódicos controles. Solo así se puede evitar que más vidas se pierdan y que el turismo sea una permanente fuente de entretenimiento y de ingresos para las localidades y el país.