Por qué volvemos a la huelga

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Después de todo, la crisis climática no tiene que ver solo con el medio ambiente. Es una crisis de derechos humanos, de justicia y de voluntad.

Durante más de un año, niños y jóvenes de todo el mundo han hecho huelgas por el clima. Lanzamos un movimiento que desafió todas las expectativas. Millones de personas han prestado sus voces -y sus cuerpos- a la causa. Lo hicimos porque no veíamos que nadie más tomara medidas para garantizar nuestro futuro. Y a pesar del respaldo visible que hemos recibido de muchos adultos -incluidos algunos de los líderes más poderosos del mundo- seguimos sin verlo. Hacer huelga no es una opción que nos guste; lo hacemos porque no vemos otras alternativas. Hemos visto cómo se desarrollaron una serie de conferencias sobre el clima de las Naciones Unidas. Innumerables negociaciones han producido compromisos muy promocionados, pero en definitiva vacíos, de los gobiernos del mundo -los mismos que permiten que las empresas de combustibles fósiles perforen para obtener cada vez más petróleo y gas, y quemen nuestros futuros en beneficio propio. La concentración de gases de efecto invernadero que calientan el clima en nuestra atmósfera ha alcanzado un pico récord, sin señales de una desaceleración. Aún si los países cumplieran con sus promesas de reducción de las emisiones actuales, vamos camino a un incremento de 3,2°C. La investigación demuestra que la contaminación que surge de quemar combustibles fósiles es la mayor amenaza del mundo para la salud de los niños. La ciencia exige una acción urgente y nuestros líderes siguen atreviéndose a ignorarla. De manera que nosotros seguimos peleando. Frente al cambio de la opinión pública, los líderes mundiales también dicen que nos han escuchado. Pero no hacen nada. Volveremos a tomar las calles. Estudiantes, jóvenes y adultos de todo el mundo se unirán para exigir que nuestros líderes tomen medidas, no porque nosotros lo queramos, sino porque la ciencia lo exige. a crisis climática no tiene que ver solo con el medio ambiente. Es una crisis de derechos humanos, de justicia y de voluntad política. Los sistemas coloniales, racistas y patriarcales de opresión la han creado y alimentado. Necesitamos desmantelarlos a todos. Nuestros líderes políticos ya no pueden eludir sus responsabilidades Algunos dicen que la conferencia de Madrid no es muy importante; las grandes decisiones se tomarán en la COP26 en Glasgow el año próximo. No estamos de acuerdo. Como lo deja bien en claro la ciencia, no podemos perder ni un solo día más. Hemos aprendido que si no damos un paso al frente nadie lo hará. De modo que mantendremos un ritmo constante de huelgas, protestas y otras acciones. Nos volveremos cada vez más estruendosos. Haremos lo que haga falta para persuadir a nuestros líderes de unirse detrás de la ciencia de manera tan clara que hasta los niños lo entiendan. La acción colectiva funciona; lo hemos demostrado. Pero para cambiar algo necesitamos a todos. Todos y cada uno de nosotros debe participar en el movimiento de resistencia climática. No podemos solo decir que nos importa; debemos demostrarlo. Súmense a nosotros. Participen en nuestras próximas huelgas climáticas en Madrid o en vuestras ciudades. Demuestren a vuestras comunidades, a la industria de los combustibles fósiles y a vuestros líderes políticos que ya no tolerarán más la inacción sobre cambio climático. Con los números de nuestro lado, tenemos una oportunidad. Y para los líderes que se dirigen a Madrid, nuestro mensaje es simple: los ojos de todas las futuras generaciones están depositados en ustedes. Actúen en consecuencia.