¿Quién era alias Quevedo, el líder de los Gatos Secos abatido por los militares?

En Pedernales, Manabí, una operación llevada a cabo el pasado sábado 24 de agosto por el Bloque de Seguridad -una unidad especial integrada por policías y militares- dio como resultado la muerte del criminal Jaime Rosado, alias Quevedo, el cabecilla del grupo delictivo conocido como Gatos Secos.

Este golpe al crimen organizado marca un hito en la lucha contra las organizaciones que han sembrado el terror en varias regiones del país. Pero, ¿quién era realmente alias Quevedo y cuál era su papel dentro de la estructura criminal?

¿Quién era alias Quevedo?

Aunque no hay información oficial sobre el origen y ascenso de Jaime José Vilela Rosado, se conoce que el líder de Gatos Secos tenía 34 años al momento de ser abatido y que su organización criminal se dedicada al microtráfico, extorsión y sicariato, operando principalmente en Manabí y otras zonas del sur de Esmeraldas.

El grupo, conocido por su violencia y control de territorios clave, ha sido responsable desde hace varios años de numerosos actos de violencia en la región, incluyendo asesinatos, secuestros y enfrentamientos con fuerzas de seguridad.

La operación que llevó a su caída

Como resultado de meses de inteligencia y coordinación entre diferentes ramas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, al ex líder de los Gatos Secos lo encontraron las fuerzas del orden en medio de un allanamiento a una vivienda en el sector de El Zapallal, ubicada en la parroquia 10 de Agosto (Pedernales, Manabí).

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"Al identificar la presencia del Bloque de Seguridad abrió fuego, luego de lo cual, el personal militar y policial haciendo uso progresivo de la fuerza, abatió al ciudadano en mención", señaló el Bloque, que además informó que, producto del enfrentamiento armado, dos uniformados resultaron heridos. Ambos se encuentran estables y recibiendo atención médica.

¿Cuál es el impacto de la muerte de alias Quevedo en el crimen organizado?

La muerte de alias Quevedo representa un golpe significativo para los Gatos Secos y para el crimen organizado en Ecuador. Sin embargo, las autoridades advierten que el vacío de poder dejado por su muerte podría generar disputas internas dentro de la organización o dar lugar al surgimiento de nuevos líderes.

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Por otro lado, su caída también envía un mensaje claro a otras organizaciones delictivas: el Estado ecuatoriano continúa combatiendo al crimen organizado, intentando cumplir su misión de desarticular a los grupos que amenazan la seguridad y la paz en el país.

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