La primera imprenta en Ecuador: su historia revive en un museo de Ambato
Fue introducida por sacerdotes jesuitas en el siglo XVIII y marcó un hito
En una casa patrimonial ubicada en las calles Rocafuerte y Mera, en el centro de Ambato, un museo resguarda un testimonio invaluable de la historia ecuatoriana: la réplica de la primera imprenta que llegó al país.
Su legado, que data del siglo XVIII, marcó el inicio de la difusión del conocimiento impreso en la Real Audiencia de Quito. Según los escritos expuestos en el museo, la imprenta fue introducida por los sacerdotes jesuitas Polo de Águila y José Mauperi, quienes la instalaron en la residencia de la orden en Ambato.
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En sus inicios, su uso era exclusivo para los colegios jesuitas. Los primeros textos con pie de imprenta datan de 1755, entre ellos el libro Pissma Erga Dei Genitricem Devotio Ad Impetradam Gratiam pro Articulo Mortis.
Proceso desafiante
El historiador José Navas explica que la instalación de la imprenta fue un proceso lento y desafiante, ya que no había tipógrafos ni impresores capacitados en la región. Por ello, los jesuitas trajeron al hermano Juan Adam Schwartz, quien arribó a Ambato a fines de 1754 para ponerla en funcionamiento.
“El impacto de la imprenta fue trascendental. No solo facilitó el acceso a libros e información, sino que también impulsó la transformación cultural de los pueblos”, afirma Navas.
Para Tania Escobar, visitante del museo, conocer la historia de la imprenta fue una experiencia envolvente. “Me transportó al pasado, me imaginé cómo funcionaba y el esfuerzo que implicó su llegada”, comentó.
Carolina Medina, estudiante de comunicación, destacó la importancia de ver la réplica en persona: “Había leído sobre esto en libros, pero es diferente observar de cerca cómo se procesaban los textos en aquella época”.
El legado de la imprenta en Ambato también está representado en un monumento ubicado en la parroquia Pinllo, un recordatorio tangible de su impacto en la historia del Ecuador.
Los investigadores dicen que al llegar la imprenta a esta ciudad, logró transformar la vida de los ambateños y esa obra se guarda como un tesoro.
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