Ambato: Robo del mobiliario, un golpe al peatón y caja municipal
Al mes se destinan $ 3.400 por el hurto de estas piezas. Autoridades admiten que el problema lleva años
Rodrigo Álvarez oriundo de Izamba, vía a Píllaro, asegura que por más de una ocasión se ha salvado de caer en las alcantarillas que están sin tapa.
El hombre tiene 70 años y remarcó que los sumideros descubiertos se han convertido en trampas en determinados sitios de Ambato. En Izamba, parroquia del norte de la ciudad, este problema se visualiza en diferentes barrios.
Álvarez recalca que unos son por el sistema de agua de regadío que no colocan tapas y otros, en su mayoría, son por el robo de las tapas del sistema de alcantarillado.
Rosa Moreta también eleva su queja por el peligro que representan las alcantarillas sin protección alguna: “Se han caído personas adultas mayores, mascotas y quienes circulan en moto o en bicicleta también se han accidentado, en especial en las noches. En el barrio tratamos de colocar tablas, pero esas también las quitan”, cuenta.
Ella habita en el barrio Santa Cruz, en el sur de Ambato, y comenta que hay alcantarillas que tienen hasta más de dos años descubiertas.
Esta situación la conocen de cerca las autoridades locales. Ruth Moncayo, directora de Operación y Mantenimiento de la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa), recalca que Ambato enfrenta un problema con el robo de alcantarillas, que no es reciente y que la ausencia de elementos expone a los peatones a peligros, especialmente en condiciones de baja visibilidad o mal tiempo.
Jazmín Bereo, una joven no vidente que habita por el sur de Ambato, precisa que las personas con alguna discapacidad son quienes sufren más las consecuencias al no existir las seguridades en las alcantarillas o acequias porque pueden caer.
En tanto, Moncayo acota que para disminuir los robos se ha cambiado el material de hierro fundido o gris a hierro nodular o dúctil que no es fundible y no puede ser comercializado.
Sin embargo, por el desconocimiento, muchas personas en especial quienes buscan vender el material a las chatarreras, sustraen la cubierta.
Las cifras en torno al hurto de estas piezas
Cada rejilla cuesta alrededor de 170 dólares, a la semana se reportan como mínimo cinco robos en diferentes sectores de la ciudad, es decir al mes la entidad municipal debe reponer 3.400 dólares por estos robos, cuyo presupuesto podría destinarse para mantenimiento.
Los sectores donde más persisten estos inconvenientes son Huachi La Dolorosa, Huachi Grande, Pishilata, Totoras e Izamba. El dinero sale del presupuesto anual de mantenimiento.
La directora asegura que no se incrementan los valores en las planillas mensuales del consumidor.
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