Ambato: La Terminal del Sur es la promesa que quedó a medias

La Terminal del Sur, un ambicioso proyecto que prometía transformar la movilidad y dinamizar la economía de Ambato, se ha convertido en una fuente de descontento para los ciudadanos, en especial para quienes habitan en sus alrededores, como es el caso del barrio La Frutilla.

Aunque la construcción fue inaugurada en febrero de 2021, la terminal sigue sin ser habilitada en su totalidad, dejando a la comunidad en un limbo de expectativas no cumplidas.

Gabriel Villacrés, quien habita frente a la terminal desde hace tres años, invirtió en el sector por las expectativas que generaba, pues se proyectaba que la zona de Huachi Grande, aledaña al lugar, tenga mayor crecimiento; sin embargo, han pasado tres años y no funciona ni el 20 % de la instalación, aseguró el comerciante. Villacrés construyó una casa con dos locales de arriendos, en uno puso una tienda y el otro lo tiene cerrado.

“Tres años han pasado con tantas promesas de que ya va a funcionar y no pueden lograrlo las autoridades. Al parecer hay tantos compromisos que se les hace difícil poner orden en la ciudad”, sentenció.

Ambato cuenta con dos terminales, una ubicada en el sur de la ciudad y otra en el norte, en el sector de Ingahurco. A este problema se suma que existen al menos unas 40 ‘miniterminales’ distribuidas en el norte y sur, donde los buses intercantonales y de provincias recogen las encomiendas y a los pasajeros. La situación con estas paradas es que son improvisadas y el hecho de que no frenen en la Terminal del Sur, evita que se use el espacio, lo que afecta al comercio aledaño.

La mayoría de estas estaciones se encuentran ubicadas al pie de las cooperativas o en puntos específicos de la ciudad.

Ante esta situación, durante una sesión de Concejo a inicios de julio, se aprobó en segundo y definitivo debate las reformas de ordenanza que regulan la operatividad, funcionamiento y administración de la Terminal Terrestre del Sur, que sería la única que opere como terminal general, y la de Ingahurco será Central de Transferencia de Ingahurco.

Esta normativa implica que las dos infraestructuras son las habilitadas para el embarque, salida y llegada de pasajeros. Mientras las oficinas de las diferentes cooperativas de transportes que también funcionan como miniterminales deberán cerrar y ubicarse solo en la terminal del sur. El plazo para que se cumpla lo fijado es de un mes.

Freire recordó que las unidades intercantonales que salen del Mercado Mayorista también deberán estacionarse en la Terminal del Sur, es decir, las cooperativas que tienen frecuencias a los cantones de Patate, Pelileo, Baños, Mocha, Tisaleo, Cevallos y Quero; mientras que los que van a Quisapincha, Atahualpa y Píllaro lo deberán hacer desde Ingahurco.

Gabriel Villacrés, habitante del barrio Las Frutillas, ya no cree en las ordenanzas. “Cuando en realidad hayan hecho los cambios y ya esté operando en toda su capacidad, creerá, porque han pasado varias autoridades y no pueden hacer funcionar esta obra”, lamentó.

“Nos ofrecieron maravillas, pero las autoridades han dejado todo a medio utilizar y todos los negocios nos estancamos”, expresó Wilson Llerena, quien hace tres años instaló una vulcanizadora en La Frutilla.

Recalcó que en el barrio hubo mucha proyección. Se colocaron tiendas, negocios e incluso hasta un hotel, pero muchos que invirtieron tuvieron que dejar sus negocios porque todo giraba con la visión que funcionara la terminal, pero no se ha logrado.

A esto se suma que solo dos líneas de buses llevan a los pasajeros hasta la estación terrestre, la Línea 9 y 10. Razón por la que los taxistas cobran montos exagerados en las carreras.

Miguel Ángel Freire, administrador de la Unidad de Terminales de Ambato, aseguró que se ha previsto aumentar las líneas de buses y unidades de transferencias para que los usuarios no tengan inconvenientes.

“Esta terminal es muy bonita y es un sitio estratégico, ya que al estar en el Paso Lateral pueden las personas movilizarse sin problema a los cantones y aumentar el turismo en la provincia. Pero las autoridades deben ejercer mano firme, sin dejarse llevar por compromisos”, resaltó Llerena.

En la parroquia Huachi Grande existen 17.000 habitantes, distribuidos en 32 barrios. Para Mayra Villacís, vocal de la Junta Parroquial, esta obra tiene su lado positivo y negativo.

En lo bueno, ayudaría al movimiento comercial y a mejorar la economía, a que haya además más gente en la calle. El lado negativo es que existe el riesgo a que aumente la inseguridad, si es que no se pone en práctica un plan integral de control y prevención. Por eso anima a las autoridades a que aumente el número de policías e incluso militares, y exhorta a que se coloquen señaléticas para evitar el caos vehicular y comercial.

Diana Sevillano, comerciante de víveres, está a la espera que funcione la estructura para tener el dinamismo que, aseguró, en el pasado le proyectaron y prometieron. 

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