El arte del belenismo: Un legado que trasciende generaciones
El belén tiene dos mil piezas que permanecen armadas durante todo el año
Desde hace más de dos décadas, una apasionada belenista ha convertido su hogar en un museo vivo, dedicado al arte de los pesebres. Mirian Jara, una mujer jubilada con raíces profundamente ligadas a la tradición navideña, abrió las puertas de su casa para compartir su vasta colección de belenes, figuras y decoraciones, elaboradas mayoritariamente con materiales reciclados y técnicas artesanales.
Saberes ancestrales y ceremonia andina marcaron el Kapac Raymi
Leer másLa historia de este espacio comenzó en su infancia, cuando su madre, con humildes recursos, montaba un pequeño nacimiento cada Navidad. “Siempre teníamos un niño que era de mi abuela, de mi bisabuela. Desde entonces me acostumbré más al Belén que al árbol de Navidad”, recordó Miriam. Esta pasión se fortaleció con el tiempo, inspirándola a crear pesebres en las comunidades donde vivía y, finalmente, a transformar su casa en un espacio dedicado por completo a esta tradición.
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En el año 2000, Miriam regresó a Salcedo tras su jubilación y, motivada por los recuerdos de su niñez y el apoyo de amigos y familiares, comenzó a construir lo que hoy es una de las colecciones más destacadas del cantón. “Cada año me regalan un nacimiento, un adorno más, y poco a poco esto se convirtió en museo”, relata.
UN ESCENARIO CON MATERIAL COSTOSO
Actualmente, su hogar alberga unas 2.000 figuras y cerca de 35 belenes, entre los que destacan piezas de oro, plata, cristal y barro. La mayoría de las obras, sin embargo, son hechas a mano por Miriam, sus hermanas Dorit y Elsa, y otros colaboradores. Utilizan materiales como madera, cartón y espumaflex reciclados, transformándolos en estructuras detalladas con técnicas como la italiana, aprendida hace más de 30 años de un fraile franciscano.
“El 80% del trabajo es manual”, explicó. Muchas de las casas y decoraciones están elaboradas a partir de materiales desechados, como bases de electrodomésticos o madera recogida en las calles. “Soy recicladora. Aprovecho lo que me regalan o lo que otros desechan, y le doy vida”, agregó. Esta práctica no solo refleja su habilidad artística, sino también su compromiso con el medio ambiente y la promoción del reciclaje.
Una ceremonia ancestral para conectarse con sus dioses
Leer másLa colección incluye un nacimiento de barro con 60 piezas, uno de los más antiguos y preciados, que le fue regalado hace más de 40 años. Aunque muchas figuras han sufrido daños por el paso del tiempo, los niños curiosos o los gatos de la casa, Miriam siempre encuentra la manera de repararlas o reemplazarlas, con la ayuda de amigos y familiares.
Más allá de la creación artística, Miriam considera que el belenismo es una expresión cultural que debe compartirse. Durante la época navideña, su casa permanece abierta para quienes deseen visitar el museo, disfrutar de los pesebres y aprender sobre esta tradición. “Esto es un arte, no vengo aquí a orar, sino a mostrar. Es como un museo”, afirma.
Miriam sueña con que su colección algún día forme parte de un museo oficial en Salcedo, un legado que inspire a las nuevas generaciones a valorar el arte del belenismo y a encontrar belleza en lo simple. “El reciclaje artístico debe promoverse, sobre todo entre los niños y jóvenes. Dar vida a lo que otros consideran basura es una alegría”, concluye.
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