Las bandas armadas acechan a los infantes en los pueblos de frontera

En el poblado La Florida todo el mundo se conoce, pero nadie habla del vecino. Son cautos. En ese sector con calles de tierra y casas asentadas en pequeñas colinas donde habitan 3.000 familias, se rumorea de la visita frecuente de miembros de grupos irregulares armados. Un ‘murmullo’ que se arrastra nueve kilómetros hacia arriba hasta llegar a su cabeza cantonal, San Lorenzo (Esmeraldas), y unos recintos más abajo como Calderón y Ricaurte, donde también se filtran los tentáculos de los grupos insurgentes.

“En estas zonas casi no se ven reclutamientos forzosos. Lo que ahora usan los grupos es el ‘enamoramiento’ a los adolescentes ofreciéndoles plata”, le cuenta a EXPRESO un morador, de los pocos que se atreven a hablar.

La Florida, también conocida como El Nueve (por su ubicación en el kilómetro 9 de la vía), está asentada a un costado de la vía a Mataje, una temida avenida que lleva en cuestión de minutos al puente que une a Colombia con Ecuador, en la zona norte de Esmeraldas, pero que también conecta a pocos kilómetros con otros sitios donde, según los operativos policiales, se procesa cocaína de forma ilegal a manos de guerrillas que viven en el monte, siempre ansiosas de reclutar a más personas.

Recientemente, al margen de la quincuagésima sexta sesión del Consejo de Derechos Humanos, varios informes de la ONU revelaron casos impactantes de reclutamiento de niños en todo el mundo, armando a menores y utilizándolos como fuerza de choque en varios conflictos políticos en zonas inseguras del planeta. Los informes hacen énfasis en América Latina, específicamente en Colombia y en sus fronteras con Ecuador.

BLANCO DE LAS PANDILLAS

Abdelkader Filali, presidente del Centro Internacional de Investigación para la Prevención del Reclutamiento de Niños de la ONU, mencionó, al margen de la sesión, que países como Ecuador están gravemente amenazados y son blanco de las pandillas de reclutamiento de niños, vinculadas a organizaciones internacionales que buscan expandir su influencia y fomentar conflictos armados en todo el mundo.

“Sí se vive con temor. No le puedo hablar de los casos específicos, pero sí le puedo decir que trabajamos con los padres para que eviten que sus hijos caigan en esos malos pasos”, menciona Sorana Narváez, lideresa de la comunidad de El Nueve. Se refiere a las diferentes actividades recreativas, como encuentros de fútbol, que gestiona en conjunto con organizaciones internacionales como HIAS, que con frecuencia visita el lugar como parte de su trabajo de prevención en violencia, con la intención de unir al poblado y evitar que los niños y adolescentes caigan, engañados, en las garras de los grupos irregulares.

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Otro trabajo que realizan los adultos en la comunidad para salvar a sus niños es dictar constantemente charlas a los 480 estudiantes que reciben clases en la única unidad educativa del sector, donde por la cercanía con los armados ilegales, muchas veces normalizan la idea del reclutamiento.

LA EDUCACIÓN, CAMINO INTERRUMPIDO

“Durante las charlas con los muchachos, a menudo los que ya están adolescentes dicen que se van a ir a la guerrilla para tener dinero. Algunos lo piensan en serio porque tienen necesidades en casa; otros, por la mala orientación. Por eso tenemos el compromiso de darles consejos y estar atentos de lo que piensan y quieren hacer en el futuro”, advierte Mirian Nazareno, la consejera estudiantil de la villa.

La institución educativa solo llega hasta tercer curso, por lo que la mayoría de los adolescentes salen de ella y se dedican a estar en casa o directamente a trabajar en alguna de las empresas de palma de aceite de los alrededores. En este recinto, el 95 % de las familias trabajan en labores de obreros en dichas compañías palmicultoras.

“El reclutamiento de niños en Ecuador representa un riesgo significativo, especialmente por la proximidad de esta práctica en la frontera colombiana. El reclutamiento no solo afecta su vida personal y educativa, sino que también amenaza con un futuro incierto y oscuro que les priva de sus derechos fundamentales como niños”, detalla uno de los informes de la ONU.

Según estos reportes, en América Latina han sido identificados cinco campamentos de reclutamiento infantil para entrenamiento armado y 64 millones de niños en zonas de conflictos, como La Florida.

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