
Barrios de Ambato sufren afectaciones por lluvias y falta de atención de autoridades
Ciudadanos piden que se mejore el sistema de alcantarillado y otros problemas que llevan varios meses sufriendo
Hace más de un año, en enero de 2024, Pedro Paucar vio cómo el agua de la acequia Chacón-Sevilla destruía su vivienda. Cuatro décadas de esfuerzo se esfumaron en minutos cuando la tierra cedió bajo sus pies. Nueve familias más resultaron afectadas, entre ellas sus dos hijas.
Catorce meses después, el peligro sigue latente. La erosión amenaza la zona y la respuesta oficial ha sido insuficiente. Las autoridades destinaron más de cinco mil dólares para reparar 10 metros de la pared del canal y construir un muro de contención. Sin embargo, no reforzaron el sistema de alcantarillado, que quedó vulnerable tras el derrumbe y ahora presenta filtraciones constantes.
“No han embaulado bien el sistema de alcantarillado. La acequia se desbordó y arrasó con todo. La tubería tiene filtraciones y ya hemos alertado del problema”, insiste Paucar.
Paucar vive arrendando y sus hijas, en la casa que está inhabitable, pero tuvieron que hacerle arreglos. A los daños del desbordamiento se suman las filtraciones de aguas servidas, que han formado un hueco donde el agua se acumula.
“Me quedé en la calle y fui a un albergue, pero a los quince días me dijeron que no podía quedarme más tiempo. Prácticamente, me echaron”, lamenta. Con ayuda de amigos reconstruyó parte de la vivienda para que sus hijas no tuvieran que arrendar, aunque él sí se vio obligado a hacerlo. Cada noche teme que un nuevo derrumbe sorprenda a su familia y la desgracia sea aún mayor.
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Los afectados piden ayuda de las autoridades
Carlos Calero, otro afectado, advierte que al menos cinco casas están en peligro inminente debido a la fuga de aguas servidas. “Cada vez que llueve, el problema se agrava. El agua se infiltra en las viviendas y terrenos. Con el tiempo, esto provocará un nuevo derrumbe”, explicó.
Los moradores han denunciado la situación ante la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa) y a las parroquias de Pinllo y Atocha, pero no han recibido respuesta. “Nos cobran impuestos, pero las soluciones nunca llegan”, reclama Calero.
El barrio El Palmito, ubicado entre Pinllo y Atocha, calle Arazá, enfrenta una crisis sanitaria además de estructural. La tubería rota contamina el ambiente y representa un foco de infecciones. “Las fugas de aguas servidas están al aire libre. El mal olor y la contaminación afectan a todos”, denuncia.
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