
Chontacuro, un regalo de la selva para el alma: el gusano que sana y alimenta
Esta gastronomía es parte de la identidad cultural de las comunidades del Oriente
El chontacuro, larva que se extrae de la palma de la chonta, es mucho más que un alimento. Para los pueblos kichwas y otras comunidades indígenas de la Amazonía, este gusano es un símbolo de la conexión espiritual con la naturaleza y una herramienta medicinal que ha resistido el paso del tiempo.
Nicole Yankuam, una joven madre de Cotundo, en Napo, recuerda cómo sus padres le enseñaron a tratar dolencias comunes con la manteca del chontacuro. “Se puede consumir vivo o extraer su aceite. Es efectivo para aliviar la tos, gripe, bronquitis e incluso cólicos menstruales”, comenta mientras prepara un maito, plato típico que envuelve los gusanos en hojas de plátano.
Jorge Vargas, chamán de la Amazonía, explica que los chontacuros y los chamanes comparten un rol similar: ambos limpian y curan. Por esta razón, los sabios no los consumen, respetando la energía que consideran sagrada. “Los chontacuros son un regalo de la selva para sanar al cuerpo y al espíritu”, asegura Vargas.
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Cleydi Grefa, oriunda de Archidona, utiliza el chontacuro no solo como alimento, sino también como remedio para tratar diversas enfermedades. “Antes de la llegada de los mestizos, nuestros ancestros se curaban con lo que les daba la naturaleza. Este gusano es bueno para controlar la diabetes, el colesterol, y hasta para limpiar el organismo”, explica.

Incluso quienes no crecieron en la Amazonía han encontrado en el chontacuro un aliado para su salud. Clemencia Garboa, recuerda cómo superó el asma con el aceite de este gusano. “No podía comerlo vivo, pero su aceite en ayunas fue un milagro para mí”, relata.
El chontacuro no solo es valorado por sus propiedades medicinales, sino también por su sabor único. En los mercados de ciudades amazónicas como Tena, se ofrece frito, asado o en maitos. José Yumbo, comerciante y cocinero, destaca que este gusano es parte esencial de la dieta de los comuneros, aporta energía y nutrientes.
“Es un plato exótico para los turistas, pero para nosotros es una tradición. Desde niño lo he consumido, y siempre fue como un bocadito especial en mi hogar”, comparte Yumbo mientras atiende a un grupo de visitantes curiosos por probar esta delicia amazónica.
DIVERSIDAD DE NOMBRES Y USOS

El chontacuro, también conocido como mayones, hualpa o cucuno, es parte de la identidad cultural de las comunidades amazónicas. Su sabor, descrito como similar al coco o ligeramente viscoso, lo hace único en la gastronomía local.
Más allá de ser un alimento, el chontacuro representa la historia de los pueblos indígenas que han sabido preservar sus conocimientos ancestrales frente a la modernidad. Como dice Ruth Guacatoma, vendedora kichwa en el mercado de Tena: “Cuando comes un chontacuro, no solo consumes un gusano; consumes historia, medicina y cultura”.
Los chontacuros son un regalo de la selva amazónica para sanar al cuerpo y el alma.
El antropólogo David Cárdenas, especializado en culturas amazónicas, resalta la importancia del chontacuro como un símbolo de resistencia cultural. “La preservación de prácticas como el uso del chontacuro no solo asegura la salud de las comunidades, sino también su identidad”, señala.
“El chontacuro es un puente entre el pasado y el presente, entre la naturaleza y la cultura. En cada plato que lo incluye y en cada dolencia que alivia, nos recuerda el poder y la sabiduría de la Pachamama”, dice Cleydi Grefa.
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