Cotaló bajo la mirada de sus ancestros
Cerca al río Chambo se pueden ver rostros de sabios o chamanes
En Chacauco, comunidad de Cotaló, Tungurahua, un misterioso y enigmático fenómeno natural ha capturado la atención de locales y visitantes. Se trata de 'las caras', un conjunto de rostros que brotaron tras la erupción del volcán Tungurahua en 2006, los cuales se cree que pertenecen a la antigua comunidad Quillayacus, que habitaba esta zona hace aproximadamente 200 años.
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Leer másLos quillayacus eran chamanes o sabios. El término 'Quillayacus' proviene del kichwa y significa 'agua amarilla', en referencia al color característico de las aguas que cruzan por el sector.
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Según relatos de los habitantes más longevos de Cotaló, estos rostros son una especie de tributo a los antiguos chamanes de la comunidad, sabios que, según la tradición, vivían más de 100 años y guiaban espiritualmente a su pueblo.
En los senderos cercanos al río Chambo, se pueden observar más de 30 de estos rostros, algunos pequeños y otros que llegan hasta los 10 metros de altura.
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Leer másLo más sorprendente es que estas figuras que se formaron naturalmente durante la erupción, han sido reconstruidas pacientemente por la comunidad durante más de cinco años, canalizando el agua de la zona para preservar y acentuar sus formas originales.
Lo que convierte a estos rostros en un fenómeno único es que continúan creciendo, alrededor de 3 centímetros al año, debido a las propiedades minerales del agua que los recubre. Esto les da una vitalidad especial, pues los rostros cambian con el tiempo, desarrollando nuevos rasgos y manteniendo viva la memoria de los Quillayacus.
Los pobladores de Cotaló consideran este lugar un espacio sagrado y de gran valor espiritual. Aquí, el pasado de los antiguos habitantes sigue vivo, reflejando la profunda conexión que tenían con la naturaleza, el agua y sus creencias ancestrales.
En cada visita a 'las caras', los locales recuerdan a sus antepasados y los rituales chamánicos que marcaban la vida de esta comunidad kichwa. Así, este lugar no solo es un atractivo turístico, sino también un símbolo de resistencia cultural y respeto por la tierra.
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