Cotopaxi: La academia se vuelca al río para medir su nivel de contaminación

Juana Guerra, residente de Los Laureles, en la parroquia Guasaganda del cantón La Maná, con admiración ha visto que el agua que beben sus animales en el río Quindigua los ha enfermado. Sabe que las aguas servidas desfogan en el afluente. Las denuncias han sido recurrentes.

Guerra recuerda que hace una década tomaban agua del río y la utilizaban para preparar los alimentos. Hoy no pueden hacerlo porque se enferman. Esperan que las autoridades tomen cartas en el asunto y les ayuden a resolver este inconveniente que los ha mandado incluso al hospital, denuncia la comunidad.

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Frente a ello, un grupo de estudiantes y docentes de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC) decidió investigar qué ocurre con el afluente y qué tan contaminado está. Han empezado una serie de trabajos e inspecciones para obtener los resultados que confirmen qué tipo de contaminantes registra y proteger, a partir de lo analizado, la biodiversidad. El objetivo es dar paso a una serie de remediaciones que sugerirán en un informe.

Jaime Lema, docente de la carrera de Ingeniería Ambiental de la UTC, detalló que los trabajos se están realizando en un tramo de La Maná, con el objetivo de que los alumnos conozcan cómo realizar correctamente el estudio de impacto ambiental y lleven a la práctica lo aprendido.

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La meta es que aporten a la comunidad, que sean los guías y revelen datos que sean útiles para cuidar los ecosistemas.

Lema indicó que no es la primera vez que la universidad realiza trabajos de este tipo. Contó que en 2018 se ejecutó un análisis en el río Quindigua que inicialmente confirmó que las aguas del afluente eran óptimas para el consumo humano y de animales; pero cuatro años después, un nuevo estudio detectó presencia de coliformes fecales y metales pesados.

Lema resaltó la importancia de mitigar el impacto ambiental. “En muchos lugares descargan los residuos directamente en los ríos, aumentando los niveles de contaminación. Nuestra intención es ver cómo podemos mitigar ese impacto con los resultados que obtengamos”, aseveró.

El trabajo de campo que realizan los estudiantes es solo una parte del proceso. “Después de las jornadas de muestreo, haremos el análisis de laboratorio y la elaboración de informes. Este trabajo no termina en el campo”, indicó.

Aimi Torres, alumna del sexto semestre, dijo que efectúan una medición para determinar la presencia de microinvertebrados en el caudal del agua. Los estudiantes aplicaron la técnica de patadas en el río, encontrando un invertebrado que aún debían identificar. “Lo hemos colocado en un frasco con alcohol para su conservación”.

Para Carlos Tello, estudiante de Ingeniería Ambiental, es importante realizar el muestreo para estar preparados para el futuro. “El agua podría escasear, por lo tanto deberíamos tener todas las aguas de los ríos nítidas, purificadas. Debemos encontrar formas óptimas de consumo para las generaciones venideras”.

Durante el proceso, los alumnos recolectaron muestras del agua en botellas color ámbar, para después usar un multiparámetro para analizar su contenido, antes de llevarlas al laboratorio.

Alegría Sotomayor, habitante de la zona de Malqui, expresó su compromiso con el cuidado del bosque protector Hatunyanaurpi, aledaño al río Quindigua, donde a la par se ejecuta otra proyecto que apunta a preservar sus especies.

“Hemos registrado una amplia variedad de plantas y animales, incluyendo especies en peligro de extinción como el oso de anteojos y el puma andino” , explicó Sotomayor, quien hizo hincapié en la importancia de involucrar a la comunidad en la conservación de los bosques.

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“Queremos que cada familia tenga un parche de bosque que funcione como corredor protector para las especies que están perdiendo su hábitat. La tala de bosques es una amenaza constante, y nuestro objetivo es evitarla”, finalizó.

Con este esfuerzo, los alumnos esperan no solo contribuir a la protección del medio ambiente, sino también inspirar a otros a unirse en la lucha por un futuro sostenible.

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