El enigma de una ‘bestia voladora’ que provoca terror en Quinindé
Un animal no identificado ataca cerdos de finca en la zona rural. La fiereza del ataque preocupa. Las autoridades investigan
El aire en el cantón Quinindé (provincia de Esmeraldas) está impregnado en estos días de un temor palpable. Las sombras de la noche esconden a una criatura cuyos ataques se han vuelto cada vez más feroces y difíciles de ignorar. En esta ocasión, la aterradora ‘bestia voladora’, como la identifican, ha vuelto a sembrar el pánico, dejando un rastro de horror en la finca de la familia Pacheco, ubicada en el recinto Guachal.
Esta familia, dedicada a la crianza de cerdos desde hace décadas, se enfrenta ahora a un misterio tan escalofriante como incomprensible. La madrugada del domingo 28 de julio de 2024, el silencio fue roto por desgarradores chillidos que provenían del corral. Al llegar al lugar, la escena que encontraron fue digna de una pesadilla.
“Los cerdos estaban desangrados, con mordidas profundas en el cuello y costillas. Eran tan profundas que podíamos ver los huesos. No sé qué tipo de criatura podría hacer algo así. Algunos de ellos, prácticamente devorados”, relata con voz temblorosa Margarita Pacheco, matriarca de la familia. “Nunca habíamos visto algo así. No era obra de un animal común”.
La noticia se regó en la comunidad y todos quedaron consternados. Los habitantes del recinto Guachal han oído historias sobre la ‘bestia voladora’, pero hasta ahora se creía que eran solo leyendas para asustar a los niños. Sin embargo, las evidencias parecen indicar lo contrario.
Los cuerpos de los cerdos mostraban heridas hechas por afilados colmillos y garras, características que los veterinarios locales no pueden atribuir a ningún depredador conocido de la región.
HERIDAS GRANDES Y PROFUNDAS
El joven Pedro Pacheco, quien fue el primero en llegar al corral, no puede olvidar lo que vio. “Las mordidas eran grandes y profundas, como si un monstruo se hubiese ensañado con ellos. Algunos animales estaban desgarrados hasta el punto de que solo quedaron pedazos”, describe con el rostro aún desencajado por el horror.
El ataque ha dejado a la comunidad en un estado de alerta máxima. Los rumores sobre la ‘bestia voladora’ han cobrado vida propia, alimentando el miedo y la especulación.
Se habla de una criatura alada, con colmillos y garras, que solo emerge bajo el manto de la noche para cazar. Nadie sabe con certeza de dónde viene ni cuál será su próximo objetivo.
Las autoridades locales han prometido investigar el caso, pero hasta ahora no han podido proporcionar respuestas satisfactorias. Mientras tanto, los habitantes de Guachal y sus alrededores se encomiendan a cualquier protección que puedan encontrar.
Algunos han reforzado sus corrales. Otros no se aventuran fuera de sus hogares después del anochecer. Y muchos más, sencillamente, rezan para que la ‘bestia voladora’ no vuelva a golpear.
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Ernesto Cevallos, un veterinario especializado en fauna silvestre, explica que las mordidas encontradas en los cerdos de la familia Pacheco son extremadamente inusuales.
“La profundidad y la precisión de las heridas sugieren que se trata de un depredador con colmillos muy afilados y garras poderosas. Sin embargo, ninguna especie conocida en esta área encaja con estas características”, detalla el experto.
TERROR POR HECHOS QUE NADIE EXPLICA
En el corazón de Quinindé, una atmósfera de misterio y terror envuelve cada rincón. La ‘bestia voladora’ sigue siendo un enigma, una sombra siniestra que amenaza la paz de un pueblo que ahora más que nunca vive en vilo, esperando el próximo movimiento de esta criatura que ha transformado sus noches en auténticas pesadillas.
El caso de los Pacheco no es un incidente aislado. Una extraña criatura mantiene en vilo a comuneros de zonas rurales en Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas.
Los habitantes de las zonas agrícolas de los cantones La Concordia y Quinindé están preocupados por la presencia de un animal de iguales características del que atacó en el recinto Guachal y que ha destruido plantaciones y atacado animales domésticos.
En el recinto La Mocache 1, varios finqueros se han organizado para cazar al animal, pero luego de tres noches consecutivas de vigilia, el enigma persiste.
Walter Garzón, un comunero afectado, relata cómo la criatura ha destruido al menos 50 matas de plátano y arrancado mazorcas de cacao. Él ha vivido toda su vida en el campo y está convencido de que las huellas y rastros encontrados no corresponden a ningún animal conocido.
La comunidad está asustada y exige respuestas. Mientras, las autoridades del Ministerio del Ambiente investigan para descifrar la naturaleza de esta misteriosa bestia que amenaza su sustento y seguridad.
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