
Esmeraldas: La pesca se reanuda, pero la escasez de peces deja a pescadores en crisis
La escasez de peces y el miedo a la delincuencia complican la situación de los pescadores
En la ciudad de Esmeraldas, donde la pesca era parte fundamental de la rutina diaria, el derrame de crudo del pasado 13 de marzo causó estragos en la actividad pesquera. A pesar de que la Capitanía de Puerto levantó este lunes 31 de marzo las restricciones para salir a faenar desde el puerto artesanal, la situación continúa siendo crítica para los aproximadamente 3,600 pescadores de la zona.
Las embarcaciones, que antes regresaban con hasta 2,200 libras de pescado, ahora apenas logran traer 350. La falta de especies como el dorado, la albacora y el picudo pone a los pescadores en una situación desesperante.
De las 700 embarcaciones que han salido a faenar desde el lunes, solo las más grandes han podido internarse entre 8 y 100 millas mar adentro. Las otras, que operan entre 2 y 8 millas de la costa, aún no han reanudado sus actividades. La precaución ante la contaminación y el miedo a la delincuencia pesan más que la necesidad de trabajar. Recientemente, un asalto a una embarcación dejó a dos tripulantes en el agua, y uno de ellos sigue desaparecido, lo que ha generado un clima de temor entre los pescadores.
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“Ellos no se arriesgan a perder su diario, su inversión, porque todos ellos hacen una inversión antes de salir a pescar, en combustible, la alimentación que llevan, y de paso ha disminuido la pesca para los grandes pescadores, no va a ser para los pequeños que están aquí en la orilla, donde está la contaminación”, aseguró Miguel Mite, pescador artesanal.
La crisis no solo afecta a los pescadores, sino también a los puestos minoristas de venta de mariscos ubicados alrededor del puerto pesquero artesanal. De los 37 locales que operan en la zona, la mitad ha cerrado debido a la falta de productos. Los comerciantes, que antes compraban calamares, dorados y atunes, ahora enfrentan una escasez alarmante.

Suben los precios
Los precios han aumentado drásticamente; por ejemplo, la libra de atún blanco que costaba $3.50 antes del derrame, ahora se vende a $6. En el Malecón de Las Palmas, al menos cinco restaurantes optaron por traer sus productos desde otros cantones, como Muisne, donde la situación es menos grave.
Maura Oviedo, presidenta de la Asociación de Pescadores Artesanales de Esmeraldas, confirmó que alrededor de 3,000 pescadores recibirán una indemnización tras el derrame. Aunque se han reanudado las faenas después de 15 días de paralización obligada, los pescadores advierten que la suspensión ha golpeado severamente su sustento. Aunque el Gobierno Nacional ha entregado ayudas humanitarias, Oviedo sostiene que estas no son suficientes para compensar las pérdidas económicas de los pescadores y sus familias.
A pesar de la adversidad, los pescadores de Esmeraldas mantienen la esperanza de que la situación mejore. Sin embargo, la realidad es dura. La pesca, que antes era un ciclo natural de abundancia, se ha convertido en una lucha incierta. Las redes vuelven casi vacías, y las mesas de los restaurantes esperan por un producto que escasea.
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