La falta de obras indigna a los barrios del norte de Quevedo

Los habitantes de los barrios ubicados en el norte de Quevedo, en su mayoría los que integran la cooperativa 20 de Febrero, denuncian vivir en el olvido. Los baches, la inseguridad y las tuberías rotas son los problemas con los conviven desde hace décadas, a esperas de esa ayuda que no llega.

A esto se suma la indignación de que las obras públicas prometidas no se cumplen. Que no tienen ni siquiera parques o veredas en buen estado, denuncian. Se han hartado de vivir entre nubes de polvo y espacios insalubres.

Según los residentes, si bien los cinco barrios que componen la cooperativa sufren una serie de problemas, los más afectados son San Martín, La Tola y Gritos de Libertad, ubicados cerca de la Expoferia Quevedo y del Complejo Deportivo Municipal, sitios que son concurridos por pobladores locales y turistas, quienes lamentan el mal estado en el que se encuentra el área.

En el barrio San Martín, por ejemplo, el gran número de baches ha puesto en aprietos a los conductores de buses y taxis que intentan ingresar a las calles a dejar y recoger pasajeros, pero se topan con tales obstáculos.

De acuerdo con los moradores, los problemas se han agudizado en los dos últimos años. Por ello se han visto obligados a colocar lastre y material pétreo que consiguen con fondos propios, para mejorar el entorno y reducir el riesgo a accidentes de tránsito.

Carlos Hurtado, residente del barrio San Martín, le exige al Municipio que dé apoyo inmediato a este sector. Asegura que a partir de las 18:00, es un martirio encontrar un taxi que lo lleve a esta zona, pues nadie quiere ingresar y los buses se retiran temprano, también por la falta de seguridad.

“Hemos pedido que arreglen las calles y al momento nos han dicho que esperemos, que a medida que llegue el presupuesto al Municipio se realizarán las obras”, comenta Hurtado.

Al conductor Elio Álava no le parece justo que la carrocería de su automotor acumule daños por circular en estas vías. “No es solo en este vecindario, hay otros cuyas calles se han deteriorado, que están minadas. Esperemos que se ejecute el plan de asfaltado lo más rápido”, anhela.

Otra dificultad que sufren los moradores es el agua estancada debido al daño de las tuberías. Este panorama es evidente en el barrio La Tola, donde se observan calles inundadas, donde los moradores y transeúntes deben aguantar la pestilencia de estas aguas. La calle Ignacio Veintimilla es crítica.

Los residentes indican que debido a este daño, los carros pesados se ven obligados a circular a orillas de la calzada, lo que causa más daños a la tubería, la cual, pese a los llamados de auxilio, no es reparada.

“La única opción que nos queda para no soportar el mal olor es abandonar nuestros hogares, pues nos han dejado en el olvido. Además, en las noches hay mosquitos por el agua estancada. Nos vemos obligados a buscar la manera de entrar a nuestras viviendas sin que nos piquen, pero resulta imposible”, relata Mariuxi Hidalgo, moradora.

En cuanto al arreglo de las calles, el alcalde Alexis Matute indica que han iniciado diversos trabajos en varios puntos de esta zona. “Queremos que exista justicia social y por eso estamos interviniendo alrededor de 30 kilómetros. Hemos empezado en las parroquias San Cristóbal y San Camilo”, expone Matute.

Entre las zonas donde se iniciaron las obras están los sectores La Judith y La Baldramina; además empezaron a asfaltar aproximadamente dos kilómetros de la calle Camilo Arévalo, que son arterias importantes donde circulan decenas de vehículos diariamente.

Pero la ciudadanía solicita que prioricen estos barrios. “Pagamos impuestos por años, como todos, desde siempre. Necesitamos que noten cuanto estamos sufriendo”, coinciden los entrevistados. 

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