EL GUARDIAN AMAZONICO
NAPO. La finca de Ramon Pucha (der) se ha convertido en una lugar para el aprendizaje.YADIRA ILLESCAS / Espreso

Un ‘guardián amazónico’ que habita en el Alto Ila

Un campesino en Napo convierte parte de una montaña en un santuario de biodiversidad

En el cantón Carlos Julio Arosemena Tola (Napo), Ramón Pucha cultiva la tierra, la esperanza y la vida. Una parte de la montaña, que antes era un simple pastizal, se ha convertido hoy en un santuario de biodiversidad, donde plantas y animales en peligro encuentran refugio.

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Para la cosmovisión indígena, la relación con la naturaleza no es simplemente de provecho o cultivo, sino de reciprocidad y respeto. El campesino hace esta conexión profunda con la Pachamama.

Con sus manos, ha devuelto la vida a plantas y árboles que la minería y la deforestación desenfrenada habían arrasado. No lo hizo por dinero, sino por convicción. Cada semilla recogida en zonas devastadas era una promesa de renacimiento para el equilibrio natural.

"Siempre he sentido que la tierra tiene vida, y si la cuidamos, ella nos cuida a nosotros", comentó Pucha, con la mirada fija en los frondosos árboles que ahora cubren su finca. En un terreno de 32 hectáreas, cuatro están dedicadas al cultivo sustentable de cacao, mientras que dos más se han convertido en un jardín botánico que alberga árboles como el pechiche y el bálsamo, especies que se habían perdido en el país.

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Un espacio para la flora y fauna

El paraíso que ha creado no solo es un hogar para la flora, sino también para especies animales que habían desaparecido. Con la llegada de los árboles, aves, mamíferos y reptiles han encontrado un lugar donde alimentarse y reproducirse.

EL GUARDIAN AMAZONICO  Napo
NAPO. Pucha ha dedicado más de dos décadas para reforestar con árboles nativos y plantas en peligro de extinción.Yadira Illescas / Expreso

Aves como el colibrí, símbolo de la resistencia y la espiritualidad indígena, revolotean entre las ramas de guayacanes y árboles milenarios.

"No solo preserva el entorno, sino que también busca inspirar a las futuras generaciones para que comprendan la importancia de vivir en armonía con la naturaleza. La tierra es parte de nosotros", reflexiona Ligia Caiza, alcaldesa de Carlos Julio Arosemena Tola.

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En tiempos de pandemia, Ramón y su familia abrieron las puertas de su finca al público, con la idea de que los visitantes también puedan conectar con la naturaleza y comprender su importancia. La finca, ubicada en el sector de Alto Ila, se ha convertido en un destino agroturístico y de investigación.

Aquí, los turistas no solo observan la belleza natural, sino que aprenden sobre el rescate de abejas nativas y la reforestación de árboles sagrados.

Guardián del Ila Alto
Ramón Pucha (izq de amarillo) refiere como llegan aves de diferentes especies una vez que empezó a reforestar parte de la montaña en Alto Ila.Yadira Illescas / Expreso

"Ramón Pucha no solo preserva la biodiversidad; él preserva nuestra identidad. Ha reavivado el espíritu de la Madre Tierra. Con cada árbol que planta y con cada especie que rescata, su mensaje resuena: la Pachamama aún puede sanar, si la tratamos con amor y respeto", resaltó Caiza.

En su finca, Ramón también ha encontrado restos arqueológicos, como pequeñas piedras pintadas de la época preincaica, que ha reunido en un pequeño museo rústico. Cada uno de estos hallazgos resalta la riqueza cultural que yace en su terreno y refuerza su papel como guardián no solo de la naturaleza, sino también de la memoria ancestral.

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