Guayacanes que caminan y más secretos del Cerro del Muerto en El Morro
El Morro es un destino para el turismo rural y los amantes de la naturaleza
El Cerro del Muerto es uno de los sitios de mayor atractivo turístico en la parroquia rural El Morro, perteneciente al cantón Guayaquil, provincia del Guayas. Visitado durante todo el año, ofrece hermosos paisajes en las diferentes estaciones, así como con el florecimiento de los guayacanes con las primeras lluvias del año.
La presencia de este monumento natural, que además da origen al nombre de la parroquia, ha sido admirada por muchos inspirados por su imponente presencia.
El cronista Carlos A. Flores describe: “Con sus picos bravíamente desnudos, el cerrito señorea el ámbito desde la salida de Playas… arrogantes y vencedores del tiempo, salen al encuentro del viajero estas simbólicas rocas, las que vieron la llegada de los tres beneméritos indios fundadores del pueblo del Morro”, y su existencia es milenaria.
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Según el geólogo Profesor Molerio-León (cubano), que tiene una maestría en ciencias, “esta formación se habría originado entre el Eoceno superior y el Oligoceno. Aunque no se han identificado fósiles, lo que impide determinar su edad con precisión, es notable que no se encontrarán en un ambiente sedimentario fluvial, o quizás incluso fluviomarino.
Por este motivo el sitio guarda una importante evidencia arqueológica; gente primitiva reconoció esta característica del pedernal y aprendió a crear cuchillas, puntas de la lanza, puntas de flecha, raspadores, hachas, taladros, y otras herramientas agudas usando un método conocido como sillín.
En las faldas de los cerros existe una importante reserva de guayacanes, por donde se pueden realizar caminatas. Lorgia Vega, es guía local, y describe que la especie es de lento crecimiento y de profundas raíces.
LEYENDA Y TRADCIÓN
Mientras nos conduce por la reserva, Lorgia cuenta a Expreso, cómo este lugar da origen a la leyenda de los guayacanes que caminan. Los turistas que recorren estos senderos, ven con sorpresa las raíces de los guayacanes adaptadas perfectamente entre las rocas, formando escalones, como si la propia naturaleza cediera el paso a estos lugares para ser admirada.
Las leyendas, que forman parte de la tradición oral, no pueden faltar en el cerro: la hermosa mujer de larga cabellera rubia que, mientras se peinaba, dejaba caer perlas; los diminutos personajes que aparecieron en sus cuevas; los animales encantados, así como la misteriosa música proveniente del lugar. Todos estos relatos son narrados por la guía mientras pasean por los senderos.
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