Lavar en los ríos: tradición que mantienen las mujeres en Esmeraldas
Ellas son las guardianas de ese legado y fortalecen su identidad cultural
En la provincia de Esmeraldas, los ríos no solo son fuentes de agua, son el escenario de una tradición que ha perdurado a lo largo de los años: el lavado de ropa a mano. Cada mañana, cuando el sol comienza a asomarse por el horizonte, un grupo de mujeres se reúne en las orillas del río Teaone, armadas con jabón, tinas, cepillos y un profundo sentido de comunidad.
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Leer másEstas señoras son las guardianas de una costumbre ancestral, no solo limpian la ropa; mantiene la historia de sus familias y tejen lazos que fortalecen su identidad cultural.
El día comienza temprano. Con el canto de las aves y el sonido del agua. Ellas se agrupan en un rincón del río, donde las piedras lisas sirven como su tabla de lavar. Sus manos, callosas y arrugadas por el trabajo constante, se mueven con destreza y precisión.
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Escudriñan cada prenda buscando la suciedad que se oculta en las costuras y pliegues. Con concentración, frotan la ropa contra las piedras, produciendo un sonido rítmico y relajante, como un canto de la naturaleza. El roce de las telas con las rocas crea un suave susurro, un eco que se mezcla con el sonido del agua, creando una sinfonía única que acompaña su labor.
Entre risas y conversaciones, cuentan historias de sus antepasados, quienes también lavaban en ese lugar. “Mi abuela me enseñó a lavar aquí, y ahora le transmito este conocimiento a mis hijas y a mis nietas”, comenta Rosa Chila, una mujer de 65 años que ha dedicado su vida a esta labor. Sus manos arrugadas, aunque marcadas por el tiempo, son un símbolo de fuerza y continuidad.
Cada movimiento que realiza es un homenaje a las generaciones que la precedieron, un acto de amor que va más allá de la simple tarea de lavar: mantener la identidad cultural.
ELLAS MANTIENEN ESA IDENTIDAD CULTURAL
El acto de lavar es un ritual que conecta a las mujeres con su herencia. Utilizan técnicas que han sido perfeccionadas a lo largo de generaciones, desde la elección del jabón natural hasta el uso de piedras específicas para fregar las prendas. Cada trapo se convierte en un lienzo en el que se plasma la historia de su hogar, y cada golpe sobre la piedra resuena como un latido de la tierra.
El río es un espacio de encuentro. Aquí no solo se lava ropa, sino que se comparten risas, se intercambian recetas y se discuten los desafíos cotidianos. “Es un momento para desahogarse, para hablar de nuestros problemas y alegrías”, dice María Ramón, otra de las mujeres del grupo. La camaradería que se forma en estas orillas es palpable. Ellas se apoyan mutuamente, creando una red de solidaridad que va más allá del simple acto de lavar.
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Leer másSin embargo, esta tradición enfrenta desafíos. La modernización ha traído consigo el uso de lavadoras y detergentes industriales, lo que ha reducido el número de mujeres que se dedican a esta práctica. “Algunas jóvenes prefieren la comodidad de las máquinas, pero hay algo especial en el lavado a mano. Es una conexión con la naturaleza y con nuestras raíces”, reflexiona Rosa.
La historiadora Ana María Salazar, conocedora de las tradiciones esmeraldeñas, explica: “El lavado a mano en los ríos no solo es una actividad cotidiana; es una expresión cultural que refleja la identidad de la comunidad. Las mujeres que participan en esta práctica son las guardianas de un legado que se remonta a generaciones. A través de su trabajo, mantienen vivas las tradiciones y fortalecen los lazos sociales”.
A medida que la globalización avanza, las mujeres de Esmeraldas se esfuerzan por mantener viva esta tradición. Han comenzado a organizarse en grupos para promover el lavado a mano.
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Leer másAdemás de organziarse, han iniciado talleres para enseñar a las nuevas generaciones sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y las costumbres ancestrales. “Es fundamental que comprendan el valor de lo que hacemos aquí”, dice Rosa Chila.
Estas iniciativas buscan no solo preservar una práctica cultural, sino también fomentar un estilo de vida más consciente y respetuoso con la naturaleza. Se organizan festivales para celebrar el arte del lavado a mano, invitando a turistas y locales a participar en esta experiencia.
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