Las lluvias parten y hunden la carretera Esmeraldas - Quinindé
Al menos 15 puntos de la vía tienen daños graves que constituyen un peligro para los moradores y conductores.
La provincia de Esmeraldas se ha convertido en el escenario de una lucha de sus habitantes contra la furia desatada de la naturaleza. Las lluvias torrenciales que han caído en las últimas horas han dejado una estela de destrucción y caos, afectando la vida cotidiana de sus habitantes y poniendo en jaque la infraestructura vial
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Leer másDurante la madrugada de este lunes 15 de abril de 2024, se produjo un hundimiento de gran magnitud en la carretera estatal E20 Quinindé - Esmeraldas, sector “El Mirador”. Los moradores de esta zona observan con preocupación cómo sus hogares penden de un hilo ante el agrietamiento en la vía.
Hasta el mediodía de este lunes, ninguna autoridad provincial ni cantonal había llegado al sitio para verificar el percance ocurrido. Se estima que al menos unas 10 familias están en riesgo de perder sus hogares a causa de los deslizamientos y hundimientos.
“La tierra bajo nuestros pies se desvanece como nuestras esperanzas", dice con voz temblorosa Carlos Mina Quiñónez, habitante de El Roto. “Estamos a punto de quedar incomunicados, el terreno sigue cediendo y no hay una solución urgente para esta vía vital”, agrega.
La vía E-20, arteria vital que conecta Esmeraldas y Quinindé, se encuentra en un estado crítico en al menos 15 puntos. El tramo entre los recintos El Roto y El Mirador es el más afectado y un claro ejemplo del deterioro significativo que sufre esta carretera. Los deslizamientos de tierra y asfalto, provocados por las intensas precipitaciones desde el pasado viernes, han convertido este tramo en un peligro latente para quienes se aventuran a transitar por él.
La mañana de este lunes, la Policía Nacional colocó cintas de seguridad en las zonas afectadas para evitar accidentes de tránsito, y en algunos tramos quedó habilitado un solo carril.
“La espera por una solución se torna angustiante, mientras el reloj avanza y el riesgo persiste,” afirma Miguel Vélez, dirigente del recinto El Mirador. La comunidad local, desesperada ante la inminente amenaza, clama por una intervención urgente del Ministerio de Transporte y Obras Públicas.
En las últimas semanas, la carretera E20 se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los conductores de buses, transporte pesado y vehículos particulares. El hundimiento de la calzada y los constantes deslizamientos de tierra han provocado que esta vía, esencial para el tráfico interprovincial, sea un peligro para quienes la transitan diariamente.
Los moradores y conductores demandan acciones inmediatas
“Es una ruleta rusa”, comenta Martín Gómez, conductor de un autobús de ruta larga. “Cada viaje es una incertidumbre. No sabes si llegarás a tu destino o si quedarás atrapado en un nuevo deslizamiento.”
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Leer másLos transportistas de carga también están al borde de la desesperación. “Nuestros vehículos están sufriendo daños constantemente”, señala Luis Fernández, quien opera un camión de 18 ruedas. “Las reparaciones son costosas y el estado de la carretera solo empeora la situación.”
Los usuarios de vehículos particulares no se quedan atrás en sus quejas. “He tenido que cambiar los amortiguadores dos veces este mes”, afirma José Ramírez, un comerciante de la zona que transita todas las semanas por esta carretera. “El Gobierno debe tomar cartas en el asunto antes de que ocurra una tragedia”, agrega.
La comunidad exige que las autoridades competentes realicen las reparaciones necesarias con urgencia. “No podemos esperar a que las promesas se conviertan en acciones. Necesitamos soluciones ahora”, insiste Ana Torres, habitante del recinto El Roto.
La situación de la carretera E20 no solo afecta la seguridad de los conductores, sino que también tiene un impacto negativo en la economía local y el turismo, ya que el flujo constante de mercancías y servicios se ve interrumpido.
Hay otras afectaciones por las lluvias
En el sector entre Aire Libre y El Cabezón, en la zona urbana del cantón Esmeraldas, cada lluvia trae consigo deslizamientos a la altura del club Unión. Los moradores, cansados de promesas vacías, exigen a la alcaldía de Esmeraldas la implementación de soluciones de ingeniería definitivas.
En Quinindé, la tragedia no se ha hecho esperar. Un derrumbe ha afectado la vía que conduce al recinto San Ramón, parroquia Rosa Zárate, cortando el acceso a los habitantes de al menos 20 comunidades. “Nos sentimos olvidados, aislados del mundo, mientras nuestras vidas están en pausa,” exclama una voz entre la multitud.
Mientras que conductores notificaron la mañana de este lunes sobre un derrumbe en la vía que conecta a las parroquias rurales Tabiazo-Carlos Concha, en el recinto Tacole, jurisdicción del cantón Esmeraldas.
Esmeraldas enfrenta, una vez más, un desafío monumental por parte de la naturaleza. Las intensas lluvias han dejado claro que la naturaleza puede cambiar el destino de esta provincia en cuestión de horas.
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